El territorio de Turkmenistán nunca fue una meta en sí para los sucesivos imperios que se fueron instalando en él, sino más bien un paso hacia territorios más ricos. Alejandro Magno estableció aquí una provincia en su ruta hacia la India. Tras él llegarían lo partos, y en el siglo XI los turcos Seljuq se apropiaron de la antigua ciudad de Alejandro Magno en su camino a Afganistán. Dos siglos después, las huestes de Gengis Khan tomarían el control.
Hay dudas sobre el origen de los turcomanos, pero parece que éstos llegaron con los turcos Seljuq en forma de tribus nómadas precedentes de los montes Altay.
Los turcomanos se fueron estableciendo en el pobre territorio y recurriendo frecuentemente al pillaje y a la esclavización, llegando a tener en su poder a 3.000 ciudadanos rusos ya entrado el siglo XIX. El imperio contraatacó, y en 1984 se había hecho con el total control de la zona.
Tras la Revolución Rusa, Turkmenistán pasa a ser una de las repúblicas de la URSS en 1924. Lo primero que hicieron los soviéticos fue colectivizar la agricultura y erradicar el nomadismo, lo que irritó sobremanera a los turcomanos, que lucharon como guerrilla contra Moscú hasta 1936.
Del mismo modo que había sido anexionada sin consulta, Turkmenistán fue independizada en octubre de 1991, encontrándose el país subdesarrollado económicamente, dependiente de los subsidios de Moscú y sin una identidad nacional clara.
Desde su independencia, Turkmenistán ha sido gobernada por Saparmurad Niyazov, presidente del Partido Democrático de Turkmenistán, antiguo Partido Comunista. Prohibió la oposición política y se ha asegurado su permanencia en el poder hasta el año 2002.