La cocina de Varsovia está influida por la de países como Rusia, Lituania, Ucrania y Alemania, aparte de la judía, que incorporó varios platos ya inseparables de la tradición gastronómica. Hay que destacar los siguientes platos: el “flaki”, un único plato local a base de tripas y albóndigas de carne; la sopa de remolacha; los pepinillos en vinagre; el cochinillo a la hierba de bisonte; los champiñones en crema, uno de los platos más populares; los platos de caza acompañados de patatas al horno; la perca al estilo polaco, acompañado de mantequilla, huevo duro y limón; el cerdo asado con ciruelas o los famosos rollos de carne.
En cuanto a los dulces hay que resaltar los bollitos rellenos de mermelada de rosa, la tarta de semillas de amapola, la de queso o el bizcocho borracho.
Entre las bebidas destacan el vodka polaco y el aguamiel. El primero es desde tiempos remotos la bebida nacional, y ha de servirse muy frío. Se caracteriza por su sabor ligeramente parecido al centeno. Los hay también con sabores a infusiones de frutas o hierbas. Por su parte, el aguamiel es una bebida elaborada con miel fermentada, lúpulo y distintas especias. Tiene de 9 a 18 grados de alcohol, y según las proporciones de miel y agua los hay más o menos fuertes.