Con una población de mas de 16 millones de habitantes y el índice de natalidad más alto del mundo, Yemen es aún una sociedad tribal. La población urbana sólo representa el 15 por ciento de la población total. Las tribus forman comunidades tan enormes, que podrían ser llamadas federaciones tribales. En el norte hay dos poderosas federaciones: los Hashids y los Bakils de las montañas. Estas tribus ejercen en el territorio que dominan una fuerte influencia. Destacan así mismo los Zaraniqs de Tihama.
La droga nacional en Yemen es el qat, que se cultiva en todo el país y se consume de forma colectiva. Se toma tanto en las calles como en las casas donde hay una zona destinada a tales efectos, el mafraj. Aquí se reúnen los hombres a mascar las hojas de qat, que acaba deformándoles el carrillo de tanto mascar. Muchos dicen que remedia algunas carencias, quita el hambre, calma el dolor y facilita la comunicación.
Los extremistas religiosos han rehabilitado la antigua tradición islámica en la indumentaria de las mujeres, cubiertas por grandes telas estampadas llamadas sitaras, que empiezan a desaparecer para dar paso a las túnicas negras. La danza, la cosmética y los velos sugerentes se esconden de las miradas ajenas para la alegría de puertas adentro, y no a todas les está concedida tal distinción. Sin embargo los hombres aún cultivan la elegancia en el vestir. Pasean cogidos de la mano con camisas amplias de colores claros, cufias blancas y negras alrededor de la cabeza, envueltos en futas de rayas o cuadros en tono pastel.