Los visitantes llegan, se instalan en su habitacion y en cuestion de horas el flechazo es total. Les da "alamitis". Es probable que les este reservado un copetín en el "cuarto de vidrio", algo así como el epicentro de la casa, ámbito para juegos, degustaciones de excelentes vino y largas conversaciones. Después de las dos tradicionales campanadas que invitan a pasar al comedor hay que esperar los manjares que surgen de la cocina. Si brilla el sol se almuerza al aire libre, frente a la pileta. De noche, en verano, también se come al aire libre con velas y candelabros de plata. Y tampoco faltaran los asados frente a la acequia, mirando las viñas a la sombra del aguaribay.