El hotel está situado en las colinas de Fiesole, en la campiña toscana, con vistas al río Arno, el valle del Chianti, Florencia horizonte, que impone a la gran cúpula de la Catedral. Centro histórico de la ciudad se puede llegar en sólo 15 minutos en coche. Todas las habitaciones, de gran tamaño, están decoradas con colores crema y elegantemente decoradas, respetando la sobriedad de la tradición monástica, con los pechos con incrustaciones, sillas austeras y suelos de terracota. El hotel, construido originalmente como monasterio, se considera hoy en día un patrimonio artístico y cultural de Italia, un verdadero tesoro nacional. Diseñado por Miguel Ángel, que ha sido restaurada conservando intactas muchos detalles arquitectónicos, como las puertas de madera y robusto y las cerraduras de metal de las celdas de los monjes. El bar Claustro ofrece a los huéspedes cocteles clásicos y la degustación de famosos vinos de la Toscana, mientras que el bar de la piscina ofrece, en cambio, comida ligera durante el día.
El hotel está ubicado en las colinas de Fiesole, en la campiña Toscana, con vista al río Arno, el valle de Chianti y el perfil de la ciudad de Florencia, la cual impone el gran domo de su Catedral. Se puede llegar al centro histórico de la ciudad en solo 15 minutos en automóvil.
El fresco de la pared representando la Última Cena se levanta en lo que una vez fue el refectorio del monasterio, hoy el restaurante del hotel. Durante tardes de verano, el porche del restaurante se transforma en un ambiente realmente encantador donde probar los sabores a la cocina Toscana disfrutando del panorama único del valle de Arno, sobre el cual se levanta el perfil de la ciudad de Florencia. Las clases de cocina ofrecidas en el hotel por reconocidos chefs son muy populares. Alguna de las clases de cocinas también están hechas para niños.