Esta mansión señorial del S. XVII está situada en el corazón de la isla, en la carretera Inca-Sencelles. Sus piedras guardan celosamente el legado de sus ilustres moradores y en sus dominios se han escrito capítulos decisivos de la historia de Mallorca. Una antigua familia mallorquina de corsarios al servicio del rey Felipe IV se asentó en el llano mallorquín proporcionando auge y esplendor a un territorio sigularmente bélico.
La casa consta de 16 habitaciones entre dobles y suites cuya decoración guarda el encanto del feudalismo noble y tradicional de tiempos pasados con decoración de la época, donde se goza de la tranquilidad absoluta entre piezas de arte, óleos, tapices y auténticos elementos de museo. Salones majestuosos con chimeneas de mármol, entrada de piedra, zaguán de carruajes... forman en su conjunto un paso hacia el pasado de la Mallorca renacentista. Tan sólo la piscina, situada en los jardines, nos recuerda que nos encontramos en el S. XXI.
Las habitaciones conservan el sabor de la época y, sin embargo, están dotadas de todas las comodidades modernas: cuarto de baño, aire acondicionado, calefacción, TV, minibar, teléfono...
En el restaurante "Doña Irene" la oferta gastronómica es variada e imaginativa dentro de una cocina Mediterránea e Internacional.