El hotel ofrece una cálida bienvenida en esta residencia centenaria del S. XVI completamente reformada con elegancia y gusto. Gracias los cuidados trabajos de reforma, el establecimiento ha podido conservar el encanto de la arquitectura tradicional del edificio, que ha combinado a la perfección con comodidades actuales. Las habitaciones disponen de estupendas y prácticas zonas de estar decoradas con mimo y esmero. La mayoría de las ventanas ofrecen unas bonitas vistas a los encantadores pequeños jardines secretos de la ciudad y a la prestigiosa facultad de medicina contigua al hotel, establecida allá por el S. XII. El delicioso desayuno se sirve en la terraza con vistas a la Catedral de San Pedro y, tras recargar pilas, los huéspedes podrán explorar las coquetas, serpenteantes y adoquinadas callejuelas de la ciudad.