Es totalmente moderno y a la vez de elegancia clásica, lo que hace que las habitaciones de este hotel boutique de vanguardia en San Francisco tengan más aspecto de un oasis residencial de diseño impecable que de un alojamiento. Las habitaciones tienen armarios decorados con destacados detalles plateados, centro de entretenimientos multimedia con televisión(plasma en algunas habitaciones) y bares bien provistos. Las piezas de arte que coronan los armarios presentan una vista del Puente de la Bahí­a por Larry Cohen, y fotos de época del Palacio de Bellas Artes de San Francisco, tomadas del libro de Louis J. Stellmann. Las camas cómodas cuentan con edredones europeos de pluma de primera calidad y sábanas ultra suaves, lo que las hace suntuosas y sumamente aptas para el descanso. Junto a las camas hay lámparas de diseño exclusivo, de vidrio soplado y tonos amatista y verde que dan una luz tenue muy agradable, y las mesitas de noche tienen un sistema de audio envolvente Bose y reloj alarma. Los cuartos de baño tienen decoración y accesorios de colores orgánicos que invitan al relax. El suelo está recubierto con piedra caliza portuguesa de color arena, muy placentera al contacto con los pies, mientras que las bañaderas profundas y de tamaño extra grande son un placer para todo el cuerpo. Las amplias mesadas tienen terminación en suave piedra caliza francesa Beauharnais y la generosa iluminación y los espejos amplios son sumamente prácticos. Para mayor comodidad se suministra una selección completa de artí­culos de tocador que incluyen champú, acondicionador, lociones para manos y cuerpo, y jabón fino entre otros í­tems.