BIENVENIDO A HAMBURG
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DEL BÁLTICO AL MAR DEL NORTE Ciudades hanseáticas Durante al Edad Media muchas ciudades alemanas, enriquecidas con el comercio, se unieron para defender sus libertades y privilegios. No estaban dominadas por príncipes, ni reyes, ni obispos, pero tenían un gran poder económico, político, e incluso militar. Más, incluso, que algunos estados alemanes. Esta asociación se llamaba la ... DEL BÁLTICO AL MAR DEL NORTECiudades hanseáticas
Durante al Edad Media muchas ciudades alemanas, enriquecidas con el comercio, se unieron para defender sus libertades y privilegios. No estaban dominadas por príncipes, ni reyes, ni obispos, pero tenían un gran poder económico, político, e incluso militar. Más, incluso, que algunos estados alemanes.
Esta asociación se llamaba la Liga Hanseática y fue fundada en el siglo XII por comerciantes alemanes en el extranjero. Su época de mayor esplendor fue hacia el siglo XIV, cuando más de doscientas ciudades de toda Europa la integraban. Las ventajas de pertenecer a la Liga eran muchas, siempre y cuando se respetara el reglamento y las decisiones tomadas en las asambleas: se utilizaban los mismos sistemas de pesos y medidas, todas pagaban con la misma moneda, los precios eran más bajos y tenían derecho a utilizar las instalaciones y almacenes en las otras ciudades miembros. El hecho de tomar decisiones compartidas las hacía sentirse fuertes y seguras.
Pero a partir de finales del siglo XIV las incursiones piratas, que siempre habían existido, empezaron a hacerse especialmente feroces. Los buques de la Liga que transportaban sal, pieles y ámbar importado de Oriente, o los paños, el vino y la cerveza que se exportaba, se convirtieron en presas cada vez más codiciadas. El poder militar de la Liga, que había superado al de muchos reinos un siglo antes, no fue capaz de deshacerse de los piratas.
Aunque se mantuvo hasta el siglo XIX, su auge empezó a decaer ya a finales del XV. El apogeo de las naciones-estado en Europa y el poder, cada vez más fuerte, de los príncipes de Alemania sobre las ciudades, hicieron tambalear su unidad. Cuando abandonó la última delegación que quedaba en el extranjero, la de Londres, su área de influencia quedaba de nuevo reducida al territorio de Alemania, sobre todo a las tres ciudades que dominaron el Báltico y el Mar del Norte: Lübeck, Bremen y Hamburgo.