La historia de Altea ha sido forjada por los distintos pueblos y civilizaciones que llegaron a estas tierras y se asentaron en ellas: iberos, griegos, fenicios, romanos y árabes dejaron un rico legado del que la ciudad puede aún presumir. Se cree que su origen se remonta a la época de la dominación árabe, en la que fue una alquería fortificada y situada en lo alto de un promontorio. En el año 1244 Altea aparece en un documento firmado entre Jaime I y Alfonso X de Castilla como una de las poblaciones adjudicadas a la Corona de Aragón. A lo largo del siglo XVIII la localidad perteneció a la familia Palafox. También en este siglo su castillo fue destruido y en su lugar se edificó la nueva parroquia, inaugurada en el año 1910. En el año 1970 Altea se había convertido en un importante centro artístico y cultural, al que acudían artistas de todo el mundo para organizar encuentros de arte o fijar su residencia en la localidad.