La población actual de la Argentina es de unos 35 millones de habitantes, de los cuales casi la mitad reside en la Capital Federal y la provincia de Buenos Aires. Estas cifras reflejan una densidad de 10,1 habitantes por kilómetro cuadrado.
El 95 por ciento de los argentinos son de raza blanca, el país con mayor porcentaje de población blanca entre las naciones hispanoamericanas, descendientes principalmente de italianos y españoles. Con la llegada de la masiva inmigración europea, el mestizo cruce entre blanco e indio se fue diluyendo poco a poco y hoy sólo supone el 4,5 por ciento de la población. El mestizaje con indígenas ha sido mínimo. Las poblaciones indígenas pura como mapuches, collas, tobas, matacos y chiriguanos representan el 0,5 por ciento de los habitantes.
La melancolía se iza como insignia inseparable, innata y consustancial al pueblo argentino, como elemento autóctono y diferenciador, como fuente de inspiración de románticas melodías y de los más tiernos cielitos. Los bonaerenses son gentes educadas, amantes de lo sentimental y del sentimiento, de la tranquilidad y del sosiego. Y, aunque apenas mantienen un firme hilo de unión con el resto de Iberoamérica, quizás sea este modo apaciguado y calmoso lo que más les asemeja a sus vecinos.
Los argentinos están dotados de una cierta psicología innata e inteligencia natural que tienen su más vivo reflejo en el jinete gaucho de la Pampa. Su individualismo, entendido como el más puro culto a la libertad y al mito del hombre sin dueño, le arrastra a una amistad sincera y a un total autodominio. La sobriedad de su saber estar y hacer, le confiere la fortaleza necesaria para encarar la dureza del llano y las inclemencias del tiempo. Los gauchos son hombres sinceros, lacónicos, discretos; y, por todo ello, profundamente admirados.
Las tradiciones argentinas son muy ricas y variadas. En cada una de las provincias podrá admirar y aprender algo diferente, su folklore, su música, su artesanía, y sus leyendas, cultos y costumbres le harán pensar que ha visitado muchos países distintos en lugar de uno sólo, ese es el secreto de este apasionante país.
Una vivienda típica argentina es la estancia. Se trata de establecimientos agro-ganaderos cuyo casco o residencia principal, generalmente mansiones del siglo pasado, han sido adaptadas para recibir huéspedes. Abarcan grandes extensiones de tierra donde el ganado pasta libremente y los sembrados aprovechan las excepcionales condiciones de la tierra. Las estancias pueden estar ubicadas en la Pampa, en la Patagonia, o en otras zonas del país, pero todas tienen la particularidad de que además de ofrecer un confortable alojamiento, permiten participar al visitante en las actividades típicas del campo argentino.
En todo el país podrá disfrutar de las costumbres y tradiciones, la música y la danza que le contarán muchas cosas de la historia cultural de Argentina. En muchas poblaciones hay festivales folclóricos, no deje de asistir a ellos puesto que es una de las mejores formas de conocer la idiosincrasia de cada región. Las poblaciones indígenas que se encuentran en sus territorios, reservas o conviviendo con el resto de la población pueden contarle muchas cosas del pasado.
En la capital, el carácter festivo y acogedor de los bonaerenses integra al visitante desde el primer día, en un país en el que culturas y caracteres chocan frontalmente, consiguiendo, aún así, una perfecta integración y armonía. Buenos Aires, foco de inmigración en los años 20, encierra en su seno el sentimiento y el alma más europeos.
De un lado, el talante conquistador, mujeriego y locuaz del italiano; de otro, la sofisticación y la elegancia del hombre francés, todo ello sazonado con el más puro apasionamiento español. Piensen si no en el tango, un auténtico caudal de elegancia, pasión y conquista. He aquí que en este baile, en sus pasos y en su mirar, se refleja todo un pueblo. De la naturaleza ilimitada a la ciudad cosmopolita. De la admiración personal al prestigio motorizado que supone para el bonaerense un buen coche. Del ejercicio del lazo, al ejercicio técnico de una arquitectura e ingeniería ahora en boga. Todo esto es Buenos Aires, todo esto es Argentina, una explosión de urbe y naturaleza en perfecta armonía.
Como recomendación final invitamos al visitante a disfrutar de la cordialidad de los argentinos, a dejarse llevar por su charla y a encontrar en cualquiera de ellos, al mejor anfitrión.