A comienzos de la época ramésida la necrópolis de Assasif se llegó a utilizar para inhumar a personajes de rango medio del templo de Amón de Karnak. En este lugar es donde comienza su decadencia, pero sólo hasta el Período Tardío, cuando Assasif resurge de forma estrepitosa gracias a los personajes ilustres que trabajan bajo las órdenes de las Divinas Adoratrices y los Grandes Profetas de Amón, en las dinastías XXV y XXVI. Sus tumbas asombrantes, de increibles dimensiones, se encuentran ubicadas en la parte baja de la colina o en el llano.
Están precedidas de un pílono de ladrillos de adobe del que parte una larga escalera que lleva a una serie de patios, localizados tres o cuatro metros bajo el terreno, y a la parte subterránea de la tumba.
Es decir, tras pasar por esta entrada, se puede descender hasta uno o dos patios exteriores.
En ellos también se llega abrir la entrada a la tumba, la cual está formada por una sucesión de patios y salas que nos guían hacia la zona más íntima y sagrada, la cual llego a ser excavada a través de la montaña. Estos enterramientos han estado inspirados en las tumbas reales del Valle de los Reyes.
En Assasif también se pueden llegar a encontrar dos enterramientos los cuales al menos son curiosos, ya que pertenecen a dos importantes mujeres que ostentaron dos cargos que no eran comunes para dos miembros del sexo femenino. Se trata de las tumbas número 390 y 410, cuyas ocupantes fueron: Irterau, la cual era una Escriba Femenino y Jefa de la divina Adoratriz Nitrocris y Mutirdis, la cual era Jefa de los Seguidores de la Divina Adoratriz. Ambas llegaron a vivir bajo el reinado de Psamétiko I.