El Gran Templo de Abu Simbel, en Nubia, cerca de la frontera sur de Egipto, es uno de los monumentos más sobrecogedores de Egipto. El templo es más conocido por las cuatro imponentes estatuas colosales sedentes que dominan su fachada. Una de ellas se derrumbó a causa de un antiguo terremoto, y sus fragmentos aún pueden verse en el suelo.

Colosales estatuas de pie del rey se alinean en el vestíbulo principal, que conduce al santuario donde se sientan cuatro deidades: Amón Ra, Ra Horakhty, Ptah y una versión deificada de Ramsés II. El templo se construyó con tal precisión que dos días al año, el 22 de febrero y el 22 de octubre, los rayos del sol entran en el templo, atraviesan la sala principal e iluminan las estatuas más recónditas.

Otro templo excavado en la roca al norte, conocido como el Templo Pequeño, está dedicado a la diosa Hathor y a la Gran Esposa Real de Ramsés II, la reina Nefertari. En la fachada del Templo Pequeño, sus colosos tienen el mismo tamaño que los de su marido, un ejemplo muy raro de tal exhibición.
El traslado se completó gracias a un esfuerzo internacional liderado por la UNESCO, y el templo fue admitido en su lista de Patrimonio de la Humanidad en 1979.


Los dos enormes templos rupestres de Abu Simbel se construyeron en el siglo XIII a.C. durante el reinado del faraón de la dinastía XIX Ramsés II, conocido como Ramsés el Grande, y su reina Nefertari. Su construcción, incluida la talla de las enormes estatuas talladas en la roca de la realeza, duró veinte años.

Dedicados a los dioses del Antiguo Egipto Amón, Ra-Horakhty y Ptah y al propio Ramsés, se consideran los más bellos de los templos encargados durante el reinado del faraón, colocados por muchos turistas como punto culminante en sus viajes por el país.

Enterrados en la arena durante siglos, los templos fueron redescubiertos a principios del siglo XIX de nuestra era. Tuvieron que ser desmantelados y reubicados en la década de 1960 para evitar los daños causados por las inundaciones durante la construcción de la presa de Asuán. Esta increíble hazaña se logró gracias al apoyo financiero de varios países de todo el mundo; como muestra de gratitud, Egipto donó cuatro templos a las distintas naciones que prestaron su ayuda, entre ellos el Templo de Debod, situado en Madrid (España).

Además de admirar la majestuosa arquitectura del antiguo complejo de templos durante el día, si decide pasar la noche en Abu Simbel, tendrá tiempo de asistir al espectáculo de luz y sonido que se ofrece todas las noches (a las 18:00 en invierno y a las 19:00 en verano, cuesta 250 LE).