Arte Aborigen
El arte aborigen está lleno de simbolismos que se manifiestan en una extraordinaria combinación de formas, figuras y fondos. Tan sólo se utilizan 4 colores básicos: el ocre rojo, ocre amarillo, caolín y el negro de carbón. Para pintar estos colores se diluyen en agua, utilizando la punta de un dedo o bien, un trozo de madera. Los aborígenes, normalmente, suelen decorar todos los objetos de uso cotidiano como cestas, “boomerangs”, cuchillos, escudos, tazas, recipientes, etc. En algunas ceremonias los aborígenes se pintan el cuerpo además de adornarlo con plumas de diferentes colores.
Cuando se intenta definir las pinturas aborígenes se dice que se trata de expresiones “realistas”. Los indígenas representan, además, por ejemplo en la silueta de un animal, atributos que el aborigen sabe que se encuentran dentro de él. Así bien, puede dibujar los huesos, zonas musculares o incluso los intestinos. Muchas veces, al representar un pez se dibujan sus espinas, la vejiga o sus entrañas. Generalmente las pinturas tienen un carácter mágico y se hacen para obtener de los espíritus la ayuda necesaria para la caza de los animales pintados.
El lazo de unión entre los antepasados y los aborígenes son los totems. Cada indígena tiene su propio y personal tótem o “sueño” (en inglés dreaming), que quiere decir ilusión, ensueño, sueño. Estos tótems se representan de diversas y variadas formas, generalmente bajo el aspecto de animales.
Arte Europeo
En cuanto al arte europeo, especialmente en lo referente a pintura, a finales del siglo XIX hace su aparición un grupo de jóvenes artistas. Sus trabajos son considerados como las primeras expresiones pictóricas propiamente australianas. Este grupo de artistas, llamado la Escuela de Heidelberg, realizó diversos trabajos en acuarela donde se representaba el auténtico espíritu de la vida de Australia. Sin lugar a dudas en sus trabajos se percibe la influencia francesa, sobre todo en el tratamiento de la luz, muy similar al tratamiento dado por los impresionistas de Europa. Entre los pintores de aquella época destacan los nombres de Arthur Streeton, Frederick McCubbin, Tom Roberts, Charles Conder, Walter Whiters o Louis Abraham. Sus trabajos pueden admirarse en numerosas galerías del país.
A mediados del siglo XX, en los años cuarenta, surge otro movimiento revolucionario en Melbourne. Bajo un nuevo espíritu, jóvenes artistas abren otra línea de trabajo en lo que a pintura australiana se refiere. En este grupo están incluidos algunos de los pintores más famosos del país como Arthur Boyd o Sydney Nolan. Los trabajos más recientes como los de Brett Whiteley o Fred Williams han alcanzado gran prestigio en el ámbito internacional.