La cocina austriaca tiene claras influencias de los países que conformaron el Imperio Austro-Húngaro. Así se pueden encontrar platos con componentes húngaros, checos, polacos, eslovenos e incluso, italianos. Claros ejemplos de esta influencia son las picantes albóndigas conocidas como "vapcici" y la consistente sopa de alubias, también picante, procedentes de Serbia, la Sopa Sauerkraut y las bolas de pan con que se acompañan las comidas checoslovacas y la col rellena polaca. De Hungría destacan el goulach, guiso de carne de vaca aderezado con cebollas, ajo, pimientos, tomates y apio y el "dobostorte" aunque en Austria le ponen más mantequilla que azúcar.
Los austriacos suelen desayunar temprano entre las seis y las siete de la mañana y lo hacen copiosamente. La comida principal se realiza entre las 12.00 y las 14.00 h. y la cena se toma entre las 18.00 y las 21.00 h. La mayoría de los restaurantes suelen respetar estos horarios aunque en algunos sitios se sirven platos calientes después de las 14.00 h
. Los platos típicamente austriacos son muy sencillos, el sabor depende más de la calidad de los ingredientes que de su preparación. Destacan el tafelspitz consistente en ternera hervida, el wienerschitzel, un filete de ternera de enorme tamaño rebozado en huevo y pan rallado muy parecido al escalope español que se sirve con una ensalada de patata fría o de pepino, el wienerbacklhendl, preparado del mismo modo que el anterior pero con carne de pollo, servido con patatas salteadas, el schinkenfleckerl, guiso de jamón cortado a tiras con pasta o el scheweinsbraten, asado de cerdo. Toda comida austriaca se suele acompañar de los kren, rábanos picantes y con la schittlauchsauce, una salsa a base de cebolleta. Típicos son también los knödel, pudines con tiras de tocino e hígado que se sirven con la sopa y la carne y los fiambres y las salchichas que se toman como comida rápida tanto en tabernas como en restaurantes con terraza al aire libre.
Los postres son realmente exquisitos. Existen postres calientes como los palatshinken, tortitas rellenas de mermelada de frutas o el apfeltstrudel, un delicioso pastel relleno de rodajas de manzana, pasas y canela envuelto en hojaldre cubierto de nata. También son estupendos los knödel rellenos de albaricoque caliente o de queso de nata y las tartas de todos los sabores, de cerezas, fresas, avellanas, nueces, destacando la sachertorte, tarta de chocolate que también puede llevar mermelada de albaricoque. La mayoría de las tartas se pueden comer con nata batida o sin ella pero todas ellas una delicia.
La comida se suele acompañar de vino y agua. Los vinos austriacos son de excelente calidad. La mayoría de ellos suelen ser blancos y se sirven tanto con el pescado como con la carne. Son muy famosos los procedentes de los viñedos de Wachau, Kampt, Weinviertel, Estiria y Viena. El más popular es el Grüner Veltiner, seco o semiseco. Como tintos destacan el Vöslauer y los de las cepas de Burgenland. También se pueden encontrar vinos espumosos como el Dürnsteiner o el Langenloiser. El vino seco más conocido es el Herb y realmente agradable resulta el Heurigen que se suele tomar en las terrazas durante las noches de verano.
Los austriacos acostumbran a beber también mucha cerveza. La marca nacional es la Grösser y se sirve en vasos de cuarto de litro como mínimo y, sobre todo, de medio litro. También se toma en impresionantes jarras de un litro. Después de la comida el café es imprescindible y los austriacos, amantes del buen café, pueden elegir entre una gran variedad. El café sólo se conoce como einen kleinen, el einen kapuzine es el que se sirve con nata batida, el cortado es conocido como einen braunen, con igual cantidad de café que de leche es el eine melange y el café semidulce servido en un recipiente de cobre se le llama einen turkischen. Normalmente el café se sirve siempre acompañado de un vaso de agua, sobre todo en Viena donde el agua es de excelente calidad. Como licores destacan el Barack de albaricoque y el Slivovitz de ciruela.