Cuando Juan de Garay redactó los planos de Buenos Aires en 1580, puso en el centro la gran Plaza de Fuerte o Plaza de la Fortaleza. Siguiendo los dictados de la ley española, comprendía una iglesia, un lugar público de reunión, un mercado y edificios cívicos. Era el centro y el corazón de la nueva ciudad.
El nombre de la plaza ha cambiado varias veces a lo largo de los siglos. La Plaza de Fuerte dio paso a la Plaza del Mercado, luego en 1807 se convirtió en la Plaza de la Victoria para marcar la victoria del país sobre los invasores británicos y finalmente, cuando Argentina se deshizo del dominio español el 25 de mayo de 1810, se convirtió en la Plaza de Mayo.
A pesar de los cambios de nombre y los inevitables cambios en la forma de la ciudad, La Plaza de Mayo sigue siendo el corazón de Buenos Aires. Se encuentra en el punto de encuentro de dos carreteras principales: Roque Sáenz Peña y Avenida Rivadavia. Es el hogar de algunos de los edificios más famosos y significativos de Argentina, como la legendaria Casa Roseda.
Más importante aún, la Plaza de Mayo ha sido y sigue siendo el escenario de los momentos históricos y políticos más significativos de Argentina. A lo largo de los siglos, las multitudes se han congregado aquí por los altibajos de la accidentada historia del país.
La Plaza de Mayo es un punto focal para las protestas. Empiezan y terminan aquí. Todos los jueves a las 15:30 horas un grupo de madres se presenta para protestar y lamentar la desaparición de sus hijos durante el Régimen Militar de 1976 a 1983. Se llaman a sí mismos Los Madres de la Plaza de Mayo. Otra característica de la plaza es la Pirámide de Mayo, que fue erigida para conmemorar el levantamiento del país y que mantiene el record como el monumento más antiguo de la ciudad.Muchas de las principales atracciones de la ciudad también se encuentran cerca de la plaza.