Chiclana fue fundada por Alonso Pérez de Guzmán en 1303, en un descampado que le fue cedido por el rey Fernando IV. Sin embargo, los primeros datos de un asentamiento poblacional se remontan al Paleolítico y el período Calcolítico. También existen restos arqueológicos que confirman que Chiclana y sus alrededores estuvieron habitadas por fenicios y romanos. Estos restos se encuentran expuestos en el Museo Arqueológico de Cádiz. La ciudad ha sido escenario de mitológicas leyendas. Cuenta la tradición que en su bahía se alzaba hace tres mil años el famoso Templo de Hércules. En el siglo XVI era una de las poblaciones que impulsó el comercio con el América. El siglo XVIII fue la época más esplendorosa de Chiclana. El paisaje urbano de la localidad cambia vertiginosamente. De esa época datan los edificios civiles más hermosos. La construcción de dichos edificios se debe en parte a la financiación de la nueva burguesía gaditana y a las grandes inversiones agrícolas que esa clase adinerada comienza a realizar. La localidad se hizo famosa tras la victoria de las tropas anglo-españolas (al mando del duque de Wellington) sobre las francesas, capitaneadas por el mariscal Víctor el 5 de marzo de 1811. En el año 1876 Chiclana fue premiada con el título honorífico de "Ciudad", gracias a la concesión del rey Alfonso XII. En la actualidad Chiclana de la Frontera es una de las ciudades andaluzas más turísticas. El sector turístico ha provocado un creciente desarrollo social, económico y demográfico. Hoy en día, Chiclana cuenta con 60.000 habitantes aproximadamente. Chiclana ha sido la cuna de algunos hombres ilustres de la historia política y literaria del país: Mendizabal (político), Antonio Cabrera (orador y naturalista) y Antonio García Gutiérrez (dramaturgo, autor de "El Trovador").