La población chilena es relativamente pequeña y bastante joven. En el país viven alrededor de 14 millones y medio de personas, cerca de la mitad tiene menos de 25 años y el 72 por ciento es menor de 40. A pesar de la vasta extensión del territorio, más del 70 por ciento de la población se concentra en el centro sur del país, particularmente en la Región Metropolitana. Sólo en Santiago viven cerca de 5 millones y medio de habitantes. La población es mayoritariamente católica.
A la llegada de los españoles, Chile estaba habitado por diferentes grupos indígenas que habían alcanzado distintos grados de desarrollo cultural. Se calcula que superaban el millón de personas, distribuidas irregularmente de norte a sur. Los mapuches, “hombres de la tierra”, habitaban la región central y sur. El más destacado de estos pueblos fue el araucano, que opuso una larga resistencia a los españoles primero, y a los chilenos después.
El origen del pueblo chileno y de su cultura se encuentra en el mestizaje entre españoles y grupos indígenas, especialmente mapuches. A ello se sumó la influencia de inmigrantes, particularmente europeos que comenzaron a llegar a Chile después de la independencia, durante los siglos XIX y XX. Primero fueron marinos y agentes de comercio, luego comerciantes y administradores que, en poco tiempo se integraron a la vida del país. No obstante la inmigración nunca alcanzó las dimensiones que tuvo en países como Brasil o Argentina. Tras el aporte de nuevas olas de inmigración española, en especial procedentes del pueblo vasco, durante el siglo XIX, el modelo francés ejerció gran atracción y se manifestó, principalmente en el pensamiento intelectual y en las obras artísticas. Más recientemente, a la permanente influencia europea, se ha sumado el estilo de vida norteamericano. El cine, la televisión abierta y por cable y la constante llegada al país de los últimos adelantos, han contribuido a homogeneizar el estilo de vida de los chilenos.Sin embargo, lo que caracteriza a los chilenos es su buen humor, su carácter hospitalario, su sinceridad y su tolerancia. Prueba de ello es la constatación de que la sociedad chilena no está escindida por conflictos étnicos, religiosos o regionales. Apenas hay diferencias entre el castellano que se habla en el norte con el castellano que se habla en el sur. Por otro lado, Chile prácticamente ha acabado con el analfabetismo y el promedio de años en que los niños asisten al colegio se ha duplicado en las últimas décadas. El desafió actual se centra en superar los contrastes socioeconómicos. La modernización que ha alcanzado el país durante las dos últimas décadas, en todos los campos, ha mejorado la calidad de vida de los habitantes, sin embargo aun persisten diferencias en la distribución de los ingresos.
Actualmente existen aymaras -cerca de 35 mil- y atacameños -alrededor de 4 mil- en el norte; mapuches -aproximadamente un millón- en el sur, rapanuí -cerca de tres mil- en Isla de Pascua y algunos kwashkar y yaganes en las islas del extremo sur. En los últimos años las costumbres y patrimonio cultural de los pueblos indígenas se han protegido, gracias a la Ley Indígena, que también ha permitido delimitar y preservar sus tierras.