Generalmente cuando se habla de la comida típica de un país se suele citar uno, dos o tres platos tradicionales. Pues bien, en Chipre el plato más popular llega a estar compuesto hasta por 30 comidas diferentes. Como lo lee, se trata del Mézé que, como su nombre lo indica, es una mezcla. Consiste en una muestra de todas las especialidades que han sido cocinadas en un restaurante o taberna a lo largo de ese día. La tradición indica que se puede servir de todo: entradas de diferente tipo, ensaladas, moussaka, kebabs, pescado fresco, pollo y hasta postres como el baklava y los lokoumades (dulces orientales embebidos de miel).
La sazón chipriota es heredera de las costumbres griegas y turcas, debido a la cercanía geográfica que ha influido en diversas expresiones de la cultura del país. Así encontramos platos típicos griegos como el moussaka que no falta en ningún restaurante. Son muy habituales los estofados de carne con abundante cebolla y el cordero elaborado de diferente maneras, como el tava (cordero cocinado a base de cebolla) el kleftiko (cordero cocido a fuego lento en el horno).
También es típico el pan de sésamo, llamado kuluri y que se come con aceitunas verdes. El queso local es de un sabor fuerte y se llama jalumi. Normalmente se sirve crudo o a las brasas.
La influencia turca se deja sentir en platos como el suvlaki stin pita, que es una especie de kebab (brocheta) para llevar que se toma dentro del pan de pita.
Como buen país mediterráneo, Chipre tiene una buena tradición vitivinícola pues no falta en ninguna mesa una buena botella de vino. El más apreciado es el kumandaria que es un vino dulce muy agradable.
Finalmente, para terminar la comida, se puede pedir un café del país, que se sirve sin azúcar y se llama skettos.