Los chipriotas son gente de costumbres formales; por eso es una descortesía hacer sonar innecesariamente la bocina de un coche al recorrer las calles. Están muy acostumbrados a la hora de la siesta que la realizan entre la 1 y las 4 de la tarde. La amabilidad es rasgo característico del poblador de la zona; físicamente se parecen mucho a los griegos, de los que han heredado también el carácter jovial unido a la mayoría de los apellidos. Se dice que los lugareños padecen de “philoxenia”: amor al extranjero, por la cordialidad con que se le trata. Conviven también en la isla comunidades turcochipriotas musulmanas y minorías maronitas, armenias, católicas y protestantes. Son muy respetuosos de sus costumbres religiosas, así que se debe guardar recato a la hora de vestir cuando se visita una iglesia o monasterio.
Aunque es un país muy moderno en las zonas urbanas, en el interior la gente aún sigue viviendo en aldeas tradicionales, donde muchas familias están acostumbradas incluso a fabricar su propio vino.
La mayoría de los habitantes habla griego o turco, aunque no hay problemas para comunicarse en inglés, pues es un idioma bastante extendido en la región. La población es de poco más de 662.000 habitantes, de los cuales, 130.000 se hallan en la parte norte, ocupada militarmente por los turcos desde 1974 constituyendo una zona inaccesible para los turistas.