BIENVENIDO A MALLORCA

BIENVENIDO A MALLORCA

La isla de Mallorca es uno de los más bonitos parajes de nuestro país. Su naturaleza cambiante siempre sorprende al viajero, ya esté buscando paisajes, cultura o pura diversión. Ninguna otra isla mediterránea tiene rincones tan diferentes: desde las feraces llanuras centrales hasta las cumbres de la serra de Tramuntana. Las playas y la benignidad del clima han hecho de Mallorca uno de l ... La isla de Mallorca es uno de los más bonitos parajes de nuestro país. Su naturaleza cambiante siempre sorprende al viajero, ya esté buscando paisajes, cultura o pura diversión. Ninguna otra isla mediterránea tiene rincones tan diferentes: desde las feraces llanuras centrales hasta las cumbres de la serra de Tramuntana.
Las playas y la benignidad del clima han hecho de Mallorca uno de los principales destinos turísticos de nuestro país, aunque su riqueza artística y cultural supera incluso la calidad de sus aguas y arenas.
Todo esto hace que la isla de Mallorca no sólo sea un destino de ida, sino también de vuelta.
MALLORCA Y EL TURISMO
A principios del siglo pasado nos referimos ya al XX, antes de la gran explosión turística, la costa de Mallorca, al igual que la de las restantes islas del archipiélago balear, carecía por completo de valor... Bueno, más que de valor, lo correcto sería hablar de rentabilidad. Está claro que las cualidades paisajísticas y naturales del Mediterráneo, su clima, sus gentes, su patrimonio —en definitiva, su tesoro—, no surgieron de un día para otro. El “valor” existía, inapreciado y latente, aguardando el momento de la gran erupción.
Ésta se empezó a fraguar en la primera década, con la constitución de la Sociedad de Fomento de Turismo y la construcción del Gran Hotel —hoy Fundació La Caixa—, pero no fue hasta finales de los cincuenta cuando Mallorca, tras la apertura económica española, se enfocó definitivamente a la “industria hotelera”, término que la Cámara de Comercio incorporó a su vocabulario técnico en el año 1930.
Ningún mallorquín cabal del XIX hubiese sospechado jamás que en las tierras yermas del litoral, detestadas por su manifiesta inutilidad para las labores agrícolas, se encontraba la principal fuente de riqueza de la isla. Ni que aquellos parajes inhóspitos serían invadidos cada año por millones de turistas llegados de todo el mundo. Es más,¿qué sabían ellos lo que era un turista?
No es mera leyenda, sino un dato rigurosamente cierto, que bastantes de aquellos isleños recelosos morían sin ni tan siquiera haber visto el mar. Ello ocurría en un lugar donde la mayor distancia que hoy se puede recorrer en coche es de 80 kilómetros. Desde Palma a Sa Font de Sa Cala, en Capdepera.
La llegada del turismo ha sido, en definitiva, el último gran tránsito que han debido afrontar los habitantes de Mallorca y es, posiblemente, el que más ha influido en la forja de su actual temperamento. La isla se ha transformado y con ella, sus gentes. A los nuevos mallorquines, nacidos a partir de la década de los 70, les cuesta verdadero trabajo creer que zonas tan urbanizadas como la Playa de Palma o Magaluf, en el municipio de Calvià, eran, no hace tanto, arenales completamente vírgenes, rodeados de espesos y verdes pinares. Son los que podrían llamarse hijos/herederos de la “balearización”.
Palma, la capital de la provincia de Baleares, se ha convertido en una de las urbes más importantes y cosmopolitas de España, con un macro-aeropuerto que en verano soporta movimientos diarios de más 100.000 personas, casi un tercio de la población, y es, desde hace años, la puerta de acceso al principal destino turístico del Mediterráneo Occidental, con más de siete millones de visitantes anuales. En la Isla se pueden encontrar 1.500 alojamientos, una veintena de campos de golf y casi medio centenar de puertos deportivos...
Se podrían llenar varias páginas con grandes cifras y cotejarlas con las reducidas dimensiones de Mallorca 96 x 78 kilómetros, 3.640 metros cuadrados y los hábitos sociales de mediados de la pasada centuria para probar que el llamado fenómeno turístico es precisamente eso, un “fenómeno”. No se trata, sin embargo, de abrumar a nadie, ni de llevarle a engaño.Toda esa grandilocuencia de los números no se corresponde en absoluto con lo que Mallorca es capaz de ofrecer a un turista bien informado, a un viajero inteligente.Situación y geografía de Mallorca La isla de Mallorca es la mayor de las Baleares y la que posee el más alto nivel de renta, además de ser también uno de los más elevados de España.
Su superficie es de y disfruta de una temperatura media anual de 17,6 grados centígrados.
La serra de Tramuntana es el principal punto montañoso de la isla, que posee la altura máxima de las Baleares en el Puig Major (1432 metros).
Rutas típicas y recomendadas de Mallorca Un Paseo Entre Olivos
Deiá - Sóller: itineario a pie por el Camí Vell de Castelló
La Costa Más Brava
Sóller - Pórt Sóller - Sa Calobra y Es Tuent - Monasterio de Lluc
Palacios Naturales Bajo Tierra
Artá - Cuevas de Artá - Manacor - Cuevas del Hams - Porto Cristo - Cuevas del Drach
El Último Paraíso
Sá Rápita - Es Trenc - Parque Nacional Marítimo Terrestre de Cabrera - Banys de la Font Santa
El Dragón del Mar
Andratx - Calviá - Pota Portals - Sant Elm - Sa Dragonera
De las Piedras a la Playa
Sdantanyí - Cala d`Or - Parque Natural de Montdragó
En el Territorio de los Halcones
Pollença - Bahía de Pollença - Formentor
El Legado Prehistórico
1. Por Migjorn
Palma - Conjunto de Capocorb Vell - Morro de ses Coves - Ets Antigors - Ses Talaies de Can Cordi /Santanyí/ - Es Rossells.
2. Pla y Levant
Son Fornés - S`Hospitalet Vell - S`Illot.
3. Raiguer
Puig de Santa Magdalena /Inca/ - Necrópolis Son Real /bahía de Alcudia/ - Sa Canova - Ses Païsses /Artá.
4. Sierra de Tramuntana
Port de Valldemossa - Santuario de Son Mas - Almallutx.
Mallorca es una isla relativamente pequeña y los caminos que no se recorran hoy se pueden recorrer mañana.
Dividiremos la Isla en cinco zonas Sureste, Levante, Bahías de Alcúdia y Pollença, Tramuntana y Poniente y seguiremos la derrota más lógica partiendo de la premisa no siempre cierta de que nuestra base está en Palma y al final de la jornada hay que regresar al hotel.
RUTA DEL SURESTE
Itinerario: Cap Blanc-Cala Pí-Llucmajor-Sa Rápita-Campos-Colònia de Sant Jordi-Ses Salines-Cap Salines-Santanyí-Felanitx-Portocolom-Porto Cristo-Manacor.
La continuación de la autopista de s’Arenal nos lleva directamente a Llucmajor, el municipio más extenso de la Isla, pero es sin duda mejor la carretera de la costa por el desvío de Cala Blava, que nos permite detenernos a contemplar la Bahía de Palma desde el Cap Blanc.En los márgenes de esta vía escasamente transitada —ojo,no obstante, a los pelotones de ciclistas— hay un paisaje vegetal de arbustos bajos, muy diferente del de las restantes regiones mallorquinas.
Nuestro siguiente destino, antes de volver hacia el interior para llegar a Llucmajor, es Cala Pi, una preciosa playa enclavada entre dos acantilados, a la que arribaremos siguiendo la carretera del Cap Blanc.Seguro que más de uno tendrá la tentación que pasar aquí el resto del día. ¿Por qué no? Nadie nos persigue.
De Llucmajor se cree que ya existía en tiempos de la dominación árabe, como alquería del municipio de Montuïri. Las torres de vigilancia y atalayas que jalonan su litoral algunas de las cuales se conservan en buen estado prueban la presencia de piratas en tiempos pretéritos. Dentro del término municipal se ubican los santuarios de Gracia y el poblado prehistórico de Capocorb Vell, donde se pueden visitar algunos talayots construidos por los primeros pobladores de Mallorca.
De Llucmajor a Sa Rápita o directamente desde Cala Pi apenas hay unos veinte minutos en coche. Las playas de esta zona de veraneo del municipio de Campos están entre las más apreciadas de Mallorca. Ses Covetes o Es Trenc suscitarán la misma tentación que Cala Pi. Sus arenas blancas y finas, y la transparencia de sus aguas no tienen parangón en el resto de la Isla, y ni que decir tiene que en otros lugares de España.
Campos, entre Llucmajor y Ses Salines, es un pueblo vinculado desde antaño a las labores agrícolas y ganaderas. Los historiadores apuntan la hipótesis de que los romanos se establecieran aquí tras la conquista de Mallorca por Cecilio Metelo. En tiempo de la dominación árabe acogió diversas alquerías y hace siete siglos que se erigió en villa, en virtud del plan del rey Jaume III. Su principal monumento es un convento fundado en el siglo XVII.
La zona turística por antonomasia de esta parte de Mallorca es la Colònia de Sant Jordi,dependiente del término de Ses Salines, cuyas playas Es Dolç, Es Carbó,Cala Galiota… son joyas muy estimadas por los mallorquines.
Desde esta localidad zarpan las excursiones al Parque Nacional de Cabrera, una visita que consume un día entero, pero que no se debería dejar pasar. Las golondrinas zarpan del muelle de Sa Colònia y tardan algo más de una hora en llegar a la isla mayor del subarchipiélago.La visión del castillo de Cabrera mientras la embarcación se aproxima al puerto natural y la entrada en la increíble cueva azul son experiencias mágicas.
Los amantes del buceo tienen aquí un verdadero paraíso, aunque antes de sumergirse es necesario solicitar un permiso al patronato del parque. Algunos clubes de submarinismo de la zona tramitan la solicitud y organizan la inmersión con todas las garantías.
Frente a la costa de la Colònia de Sant Jordi, el islote de Na Guardis alberga un yacimiento púnico de gran envergadura. Se trata, según parece, de una antigua factoría metalúrgica.
En Ses Salines, separada de Sa Colònia por unos seis kilómetros, hay más vestigios de la época talayótica y de la Edad de Bronce Sa Talaia Romana, y los Talaiots dels Antigors y del Mitjà Gran. En este municipio, asimismo, está ubicada la gran finca de Joan March Ordinas, s’Avall.
No es mala idea parar aquí a repostar: un tapeo en la Bodega Barahona antes de visitar el faro del Cap Salines a media tarde y emprender la ruta hacia Santanyí, pueblo que, como Campos, fue fundado en el 1300 y que debe gran parte de su fama a la famosa piedra que se extrae de su suelo.
La iglesia parroquial, edificio que sobresale por encima de todas las demás construcciones de la villa, data del siglo XIV. Santanyí también conserva una pequeña parte de la muralla concretamente una puerta que se construyó en la misma época para frenar las incursiones piratas.
Las playas de s’Amarador y Cala Mondragó, las localidades turísticas de Cala d’Or y Porto Petro,y el fotogénico puerto de Cala Figuera merecerían nuestra visita.Puestos a decidirnos por un solo lugar, recomendamos Cala Figuera. Es un sitio precioso y con mucho encanto.
Felanitx es tierra de artistas de renombre el pintor mallorquín más internacional, Miquel Barceló, nació aquí, y a lo largo de la historia se ha distinguido por su importante producción vinícola. Su iglesia parroquial de San Miguel,construida en el siglo XIII, tiene una capilla diseñada por Guillem Sagrera, autor de La Lonja de Palma. En 1844, uno de los muros de templo se desplomó durante el Domingo de Ramos, causando la muerte a más de cuatrocientas personas que seguían la Procesión del Vía Crucis.
En las afueras se sitúa en castillo roquer de Santueri, cuya planta se encuentra en buen estado. Fue levantado en el siglo XIV sobre una edificación musualmana que a su vez había aprovechado los restos de una obra defensiva de la época romana. La vista sobre la comarca es magnífica, al igual que desde la montaña de San Salvador, un lugar muy visitado que cuenta con una hospedería del siglo XVIII donde se puede pernoctar.
Del puerto del municipio de Felanitx, conocido como Portocolom, se ha llegado a decir que fue la patria chica de Cristóbal Colón. Todo son opiniones. Más que un destino turístico, esta localidad, situada en torno a uno de los puertos naturales más grandes de Mallorcas, es un lugar de veraneo que conserva ese aire marinero y tranquilo de antaño.
A 15 kilómetros de Portocolom, el núcleo turístico de Porto Cristo, dependiente del término de Manacor, nada tiene que ver ya con la aldea de pescadores que fue en su origen. Muchas excursiones organizadas tienen aquí su destino, ya que es la base para visitar las famosas Cuevas del Drac y Dels Hams. Ambas son las grutas naturales más importantes de Mallorca.
El recorrido de las Cuevas del Drac, así llamadas por la leyenda que cuenta que un dragón —¡otro!— guardaba su acceso,es de más de un kilómetro y medio,al final del cual se ofrece un concierto y un espectáculo luminotécnico. En el lago Martel habita un cangrejo ciego endémico de estas cavidades. Sus estalacmitas son de grandes dimensiones, un tanto irregulares. Las estalactitas son finas y abundantes. En las dels Hams, bastante más pequeñas —500 metros— y de características similares a las anteriores,también hay serenata como punto final a la excursión.
Manacor, donde concluye esta primera ruta, es una de las tres urbes más importantes de Mallorca, junto con Palma e Inca. Conocida como la “ciudad de las perlas” —y “de los muebles”, añadiríamos—, su principal atractivo está, precisamente, en sus fábricas de bisutería. Su monumento más significativo es la iglesia de Nuestra Señora de los Dolores, un templo de estilo neogótico construido en el siglo XIX cuyo campanario, de 80 metros de altura, despunta por encima del resto de edificios. En Manacor existe una gran afición por las carreras de trotones; de ahí que en su salida por la vía principal hacia Sant Llorenç se halle ubicado un hipódromo.
El hipotético regreso a Palma se llevará a cabo a través la carretera principal, que pasa por Vilafranca, Montuïri, Algaida, Casa Blanca y Son Ferriol.
RUTA DE LEVANTE
Itinerario: Son Servera-Capdepera-Cala Rajada-Artà-Colònia de Sant Pere-Can Picafort.
La ruta de lo que en Mallorca se conoce como Llevant, aunque en realidad corresponde al noreste, tiene su inicio en Son Servera, población a la que se llega por la carretera principal Palma-Cala Rajada, prestando atención al desvío situado en la entrada de Sant Llorenç des Cardessar.
Son Servera se encuentra enclavado entre los montes de Sa Font y de Son Lluc, del que se cuenta esconde un tesoro encantado. Es llamativa la entrada de este pueblo por el Pont den Canet, bajo el que no queda más remedio que pasar para, una vez en las afueras, dirigirnos a Capdepera. Otras opciones,igualmente recomendables,son Costa de los Pinos, Cala Millor y Cala Bona, localidades turísticas dependientes todas ellas del municipio de Son Servera, y el área natural protegida de Punta de N’Amer.
Capdepera, como muchos otros pueblos ya reseñados en esta guía, tiene su origen en la repartición de tierras convenida por Jaume II. Su precioso castillo,desde el que en los días claros del invierno se divisa sin dificultad la vecina isla de Menorca, fue construido en el siglo XIV, sobre los restos de una antigua fortificación árabe. Sirvió para contener las irrupciones piratas, tan comunes en la zona.
Bajo la jurisdicción de Capdepera, topónimo proveniente del latín que significa Cabo de Piedra, se encuentran las poblaciones turísticas de Cala Rajada y Canyamel, desde donde se accede a las Cuevas de Artà, antes denominadas de s’Ermità.
Las Cuevas de Artà se formaron como consecuencia de unos movimientos telúricos que afectaron a la montaña donde actualmente se halla su acceso principal. Ello provocó una fractura interior que permitió al agua moldear las estalactitas. Tienen un recorrido de 400 metros y anualmente reciben la visita de miles de turistas. Se afirma que Julio Verne rememoró aquí, junto con otros escritores, su Viaje al centro de la tierra, aunque hay expertos que lo ponen en duda.
Cala Rajada es una las poblaciones pioneras del turismo en Mallorca. Antes del “boom” de la década de los 50 fue un importante puerto de pescadores, y de hecho sigue siéndolo, como lo prueba la presencia de grandes embarcaciones procedentes de cofradías de distintos lugares de España.
Una visita interesante es la del palacio propiedad de la familia March, situado sobre un promontorio, que cuenta en sus jardines con una colección de casi medio centenar de grandes esculturas de arte moderno Rodin, Henry Moore, Chillida…. Aquí se celebran las Serenates de Estiu.
Cala Rajada posee,asimismo,dos importantes paseos marítimos de Son Moll a Cala Gat y de Cala Lliteras a Cala Agulla y uno de los faros más emblemáticos de Mallorca, el de Capdepera, muy cerca de la antigua atalaya de vigilancia conocida como Torre Esbucada.
Las playas de Cala Agulla y Cala Mesquida son las más bellas del término de Capdepera. La primera, muy próxima al núcleo urbano,destaca por sus dimensiones más de medio kilómetro y por la proximidad de un espeso bosque de pinos; Cala Mesquida, algo más alejada de Cala Rajada, tiene las mayores formaciones dunares de Mallorca. Las dos fueron declaradas en su día áreas de especial interés y desde las dos se puede acceder, tras una caminata de una hora, a la torre de defensa de Son Jaumell.
No corremos el menor riesgo de equivocarnos si afirmamos que Artà es la villa más hermosa de la comarca de Es Llevant. Basta con acceder al céntrico Santuario de San Salvador, y dominar desde allí la panorámica de sus caserones señoriales, para corroborar tan tajante aseveración.
Artà le debe su nombre, probablemente, a un general árabe llamado Jartán, si bien ciertos mitos refieren la posibilidad de que esta localidad fuera fundada por supervivientes de la guerra de Troya, nada menos.
Al margen de San Salvador, conjunto que data del siglo XVI y que tras ser utilizado como hospital durante una epidemia de peste fue quemado y reconstruido en el XIX, conviene detenerse en su Museo Regional, que exhibe piezas prehistóricas, romanas y fondos naturalísticos y etnológicos.
En las afueras de Artà se encuentra el poblado talayótico de Ses Païsses más vestigios de los primeros mallorquines y la Ermita de Betlem, a la que se accede por una sinuosa carretera de montaña desde el Santuario de San Salvador. Una pequeña loma ubicada tras el edificio de la ermita, fundada en 1805, constituye un privilegiado balcón desde el que divisar las bahías de Alcúdia y Pollença, y la sombra de la Serra de Tramuntana en el contraluz del crepúsculo.
Esta segunda ruta puede tener perfectamente su final, ¡y qué final!, en Betlem. Si aún nos queda tiempo, podemos llegar hasta la Colònia de Sant Pere, un pequeño y coqueto núcleo residencial con un curioso muelle que cierra sus puertas cuando hay temporal. Las puestas de sol son espectaculares y en sus aledaños se hallan parajes naturales bastante interesantes, como Sa Canova.
Can Picafort es otra elección acertada para cerrar la jornada. Rodeado por las dunas de Son Real y el Parque Natural de s’Albufera, su principal atractivo está en su playa, de más de un kilómetro de largo. Al tratarse de un núcleo eminentemente turístico, tendremos mucho donde elegir si hemos decidido terminar el día con una buena cena.
RUTA DE LAS BAHIAS DE ALCUDIA Y POLLENÇA
Itinerario: Alcúdia-Port d’Alcúdia-Alcanada-Pollença-Port de Pollença-Formentor.
En los municipios de Alcúdia y Pollença, los más al norte de Mallorca, se ubican las penínsulas de Formentor y de La Victoria, dos hermosos espacios naturales que ofrecen al visitante panorámicas espectaculares.
La ruta comienza en la histórica ciudad de Alcúdia, fácilmente accesible a través de la carretera principal de Inca, capital de Es Raiguer. Más de la mitad del camino se recorre por autopista.
Quinto Cecilio Metelo, cónsul de Roma, fundó en 123 a.C. las ciudades de Palma y Pollentia, esta segunda sobre las ruinas de un antiguo poblado talayótico. Los restos de la urbe romana se hallan radicados en la localidad de Alcúdia.
Pollentia, según creen los historiadores, ocupaba una docena de hectáreas y disponía de un teatro, un foro y un puerto que en algunos momentos llegó a ser más importante que el de Palma. El teatro, que se conserva en buen estado, se puede visitar. Los restantes vestigios hallados en las diferentes excavaciones están en el Museo Monográfico de Pollentia, que cuenta con dos millares de piezas.
Otros monumentos de interés en la villa de Alcúdia son la iglesia parroquial de San Jaime,que aún guarda un campanario de época medieval, y el Oratorio de Santa Ana, una de las primeras iglesias góticas de Mallorca.
El Port d’Alcúdia se ha convertido, a lo largo de la última década, en uno de los principales destinos turísticos de Mallorca. Posee una extensa playa de arena blanca y aguas transparentes y de corrientes a veces traicioneras,y una gran oferta complementaria para el visitante. Bares, terrazas, restaurantes, discotecas, su núcleo urbano se extiende hacia el Este hasta confundirse con la localidad de Can Picafort. Aprovechando que estamos en el término de Alcúdia, no estaría de más visitar el Parque Natural de s’Albufera.
S’Albufera d’Alcúdia fue el primer parque natural que se declaró en Baleares, en 1982. Con una extensión de 1.900 hectáreas, constituye un enclave privilegiado de observación ornitológica, a la vez que la principal zona húmeda de la comunidad autónoma. No menos interesante resulta vegetación. Una oficina de recepción informa al visitante sobre las normas a seguir en sus cuatro circuitos, que pueden recorrerse tanto a pie como en bicicleta.
Una zona no muy frecuentada por el turismo, quizás la más idónea para darse ese baño con el que llevamos pensando desde que empezó la ruta, es Alcanada, adonde se llega por una pequeña carretera desde el Port d’Alcúdia. Puede que, de nuevo, surja la tentación de olvidar el resto de recomendaciones y decidamos pasar aquí un día entero. Insistimos: estamos de vacaciones y nuestro único objetivo es el gozo.
Un breve trayecto hacia el interior nos conducirá a Pollença, villa de artistas y pintores, prolífica en galerías de arte, orgullosa de su denominación, que en latín quiere decir pujante, poderosa.
Nuestro primer punto de interés es el Convento de Santo Domingo,construido en el siglo XVI bajo la influencia barroca y cuyo claustro acoge en los meses estivales el archiconocido Festival Internacional de Música de Pollença,cita ineludible de melómanos. Estar informados de la programación puede influir en nuestra decisión a la hora de acometer esta ruta. Hacerla coincidir con un concierto o, por qué no, venir expresamente desde cualquier punto de la Isla serán juicios sin duda acertados.
Junto al Ayuntamiento, en la calle Jesús, comienza la escalinata del Calvario. 365 escalones,un por cada día del año, conducen a un oratorio del siglo XVIII donde los habitantes de Pollença veneran la imagen de una virgen, la Mare de Déu del Peu de la Creu. La panorámica de la villa desde esta altura es muy buena, aunque se suele llegar al oratorio casi sin aliento. El Viernes Santo se celebra aquí el desfile procesional conocido como Es Davallament, muy popular en Mallorca.
El paseo peatonal del Port de Pollença transcurre entre pinos y bellas mansiones de veraneo. Pese a que también se trata de un enclave turístico, el Port, por alguna extraña razón, conserva un cierto estigma del pasado, como si los habitantes “de siempre” vivieran ajenos al inevitable bullicio de los bares y restaurantes. Esa sensación de sosiego la percibe también el visitante. Una delicia.
El Port de Pollença enlaza con la península de Formentor a través de una cómoda carretera construida por el ingeniero Parietti. Aquí está el famosísimo mirador de Es Colomer, que ofrece la panorámica más fotografiada de Mallorca. Y no es por capricho. En verdad resulta sobrecogedor el silencio desde lo alto del imponente acantilado. Al final del camino unos diez kilómetros de cerradas curvas se encuentra el faro de Formentor, el punto más septentrional de la Isla.
A poca distancia del Mirador de Es Colomer, siguiendo el curso de la carretera principal en sentido descendente, se llega al emblemático y aquí si que es justo el adjetivo Hotel Formentor,construido en 1929 y que desde 1954 pertenece a la familia Buades. Winston Churchill, Henry Miller, Charles Chaplin, Ava Gardner, los duques de Windsor, Jonh Wayne,Aristóteles Onásis… son sólo algunos de sus ilustres huéspedes. El edificio, bien integrado en el paisaje, está situado frente a la playa de Formentor, cuyos pinos se inclinan sobre el mar. Un paisaje realmente idílico.
RUTA RAMUNTANA - ES RAIGUER
Itinerario: Valldemossa-Deià-Sóller-Port de Sóller-Fornalutx-Sa Calobra-Lluc-Inca.
Valldemossa dista pocos kilómetros de la capital, Palma, pero la sensación de lejanía es enorme. Una localidad que se antoja cuasi irreal a medida que nos aproximamos por la carretera principal. Situada a 400 metros sobre el nivel del mar, la silueta de La Cartuja preside un paisaje de gran bucolismo. La serenidad de esta inicial estampa se transmite también en sus coquetas y sinuosas callejuelas adoquinadas, en sus casas siempre engalanadas para exhibirse ante los atónitos visitantes. Valldemossa es “guapa” y lo sabe.
La Cartuja, o Palacio del Rey Sancho, es el principal monumento de la villa más merecidamente admirada de Mallorca. Fue construida en 1321 con el objeto de servir de residencia para el asmático rey Sancho, pero en 1399 su uso fue cedido a los monjes cartujos de Scala Dei, que la convirtieron en un monasterio, y así se mantuvo hasta el siglo XIX. Entonces pasó a manos privadas —en virtud de la Desamortización de Mendizabal— y, bajo este nuevo status, acogió en sus celdas a visitantes célebres como Frederic Chopin y George Sand —que dejó constancia de su experiencia en el libro Un invierno en Mallorca—, a Azorín, Unamuno y Eugeni d’Ors, entre otros.
De la Cartuja de Valldemossa se pueden visitar su iglesia, de corte neoclásico; una curiosa farmacia del siglo XVII y, por supuesto, las celdas. Un paseo por los jardines cartujanos y las calles del pueblo es de lo más reparador.Seguro que nos llamarán la atención las macetas con flores y los azulejos de las viviendas que evocan pasajes de la vida de la beata Santa Catalina Thomàs,aquella que esperó en una roca su admisión en el Convento de Santa Magdalena de Palma y a la que aquí se venera.
No marcharnos sin antes degustar las coques de patata, estandarte de la gastronomía local, a poder ser con una taza de chocolate bien espeso si es invierno.
Camino de Deià haremos una parada en Son Marroig,possessió que perteneció al archiduque Luis Salvador de Austria y donde se halla levantado un templete de mármol utilizado en su día para contemplar la puesta de sol. La casa está abierta al público y exhibe una colección de cuadros y cerámicas. Desde el mirador se divisa la impresionante península de Sa Foradada la agujereada, nombre que resulta del todo obvio.
Hay una anécdota sobre Son Marroig. Cuenta que un payés de la zona se quedó mirando un buen día al archiduque. Preguntado por el motivo, el hombre respondió: “Quería conocer a la persona que ha pagado tanto por Son Marroig”. El archiduque respondió que Son Marroig había sido un regalo, puesto que Sa Foradada sola valía mucho más.
Aquí cerca está otra de las antiguas casas del archiduque, s’Estaca, ahora propiedad Michael Douglas y de su ex mujer, Diandra. El actor norteamericano, que al menos una vez al año visita la Isla, ha creado recientemente la fundación Costa Nord Costa Norte para potenciar la cultura de esta parte de Mallorca, de la que se confiesa enamorado.
Deià es otro de esos pueblos que uno no puede dejar de visitar. Y no sólo por su indudable fotogenía. Otro ejemplo más de la integración del urbanismo dentro del paisaje, fue, y sigue siendo, refugio de artistas. El escritor británico Robert Graves se instaló aquí en los años 30. Sus restos reposan en el cementerio, ubicado en un pequeño montículo desde el que, una vez más, la vista no se puede describir con palabras.
Esta localidad,que en los 60 se convirtió en una especie de tierra prometida para hippys llegados de toda Europa, posee una más que notable oferta para los viajeros de paso.Hay bares muy agradables donde tomar un refresco. Una elección acertada es hacerlo en Cala Deià, a donde se accede descendiendo por un curvilínea y estrecha carretera que en verano puede estar, además, inusitadamente concurrida. O en el exclusivo hotel La Residencia, propiedad del excéntrico multimillonario Richar Branson.
La carretera principal desemboca en el pueblo de Sóller, asentado en mitad de un valle donde predominan las plantaciones de árboles frutales. Esta localidad, hasta la que también se puede venir en tren desde Palma, a través de un túnel perforado en la montaña o tras recorrer un puerto capaz de marear al más pintado, recibió mucha influencia modernista en su urbanismo. La peculiar iglesia parroquial de Sant Bartomeu es, sobre todo, diferente a las del resto de las villas mallorquinas. Su fachada es obra de un discípulo de Gaudí llamado Joan Rubió i Bellver, autor también de un edificio de la misma plaza que alberga la sede de una entidad bancaria.
Es interesante el Museo Balear de Ciencias Naturales y su Jardín Botánico, inaugurados en 1992 y cuyo objetivo principal es preservar las especies vegetales endémicas de la comunidad balear. En esta tarea los científicos han encontrado un fenomenal aliado: el microclima del valle de Sóller.
Un tranvía —y, por supuesto, también una carretera— enlaza Sóller con su puerto. El Port de Sóller es otro de los innumerables lugares ideales para el solaz del viajero. Buenos restaurantes y terrazas desde las que se contempla a los pescadores trabajando sus redes sobre el muelle.
De este puerto zarpan excursiones en barco a Sa Calobra, Cala Tuent y Sa Foradada. También se puede realizar un recorrido a pie hasta la Torre Picada, una construcción defensiva del siglo XVII, de las muchas que jalonan el litoral balear,que ofrece una buena vista de la Serra de Tramuntana.
Antes de emprender el camino de Sa Calobra, debemos regresar a Sóller,de donde parte la carretera que nos elevará hasta los embalses de Cúber y el Gorg Blau, pasando antes por Fornalutx, una diminuta población de no más de mil habitantes que en 1983 recibió el Premio Nacional de Embellecimiento y Mejora de los Pueblos Españoles. Ultimamente se dice de esta localidad, de calles empedradas y silenciosas,,que los residentes alemanes están a punto de superar en número a los nativos.
Esta parte de la ruta tiene un gran interés paisajístico. Varios miradores, perfectamente señalizados, nos inducen a detener la marcha. En el caso del Gorg Blau y Cúber la belleza estará supeditada al índice de precipitaciones. Los embalses están tan pronto llenos como vacíos.
Siguiendo el trazado de la carretera C-710 llegaremos hasta el desvío de Sa Calobra. El descenso, muy pronunciado, puede resultar un tanto pesado, pero vale la pena llegar al final, para, a través de unos túneles para peatones, visitar la desembocadura del Torrent de Pareis. Durante el camino en coche habremos pasado por una de las obras públicas más impresionantes de Mallorca, el “nudo de corbata” del ingeniero Parietti, el mismo que hizo posible el acceso a la agreste península de Formentor.
Sa Calobra, dependiendo del día, puede invitar o no a darse un chapuzón. Es preferible, tal vez, tener un poco de paciencia y llegar hasta el Torrent de Pareis, donde la naturaleza ha dado lugar a un auditorio de sonoridad inmejorable. Aquí, en plena naturaleza, tiene lugar en verano un concierto coral muy conocido en Mallorca.
Para ir a Lluc no nos queda más remedio que volver sobre nuestros propios pasos, tarea que en este caso no va a resultar agradable. Con paciencia y sin prisa retomaremos la senda de la carretera principal en dirección norte.
El Monasterio de Lluc, que comenzó a construirse en el siglo XIII,es el centro espiritual y de peregrinaje de la Isla; en su santuario se venera a la Virgen Morena de Lluc.Lugar de partida de numerosas excursiones por la Serra de Tramuntana, tiene aquí su sede la Escolania dels Blavets de Lluc. Sus celdas, aunque espartanas, están muy solicitadas.
Para regresar a Palma es conveniente dirigirse directamente a Inca, capital de Es Raiguer y “ciudad de la piel”,lo que nos da la posibilidad de visitar otros dos pueblos de montaña con gran encanto: Caimari y Selva. En esta comarca, que bien merecería su propia ruta, se encuentra el Castell d’Alaró. Su visita, como hoy ya no nos queda tiempo, habrá que dejarla para otro día. Un intinerario rápido y muy entretenido enlaza Palma con Bunyola y está localidad con Alaró, pasando por el pueblecito de Orient, admirado por sus sabrosas lechonas.
Inca, separada de Palma por una autopista que se recorre en poco menos de 30 minutos, posee un gran patrimonio arquitectónico y artístico que obligaría a dedicarle, como muy poco, una jornada entera.
Lo fundamental, por decirlo de alguna manera, son el convento de Sant Bartomeu, llamado de “ses monges tancades”, del siglo XVI, y la iglesia de Santa María la Mayor, donde se conserva en buen estado un retablo de 1373. Los siete molinos de Es Serralt constituyen otro conjunto monumental emblemático de la ciudad.
RUTA DE PONIENTE
Itinerario: Andratx-Port d’Andraxt-Sant Elm-Estellencs-Banyalbufar-Esporles.
A Andratx se llega cómodamente desde Palma, siguiendo la carretera principal donde desemboca la autopista de Poniente. Este mismo camino conduce a localidades como Palmanova, Santa Ponça o Peguera.
Andratx, patria chica, entre otros, del escritor Baltasar Porcel, premio Ramon Llull en el 2001, es famosa por la heroica resistencia que sus habitantes ofrecieron al ataque de más de mil piratas turcos a la caza de botín y cautivos en 1578.Este episodio ha quedado para la posteridad en un exvoto que se exhibe en una de las capillas de la iglesia parroquial de Santa María.En él se aprecia la imagen de las galeras invasoras fondeadas junto a la villa. La casa consistorial, otro de los puntos de interés, se halla ubicada sobre la antigua possessió de Son Mas, edificio que cuenta con una torre fortificada del siglo XV.
A sólo cinco kilómetros de distancia está el Port d’Andratx,uno de los núcleos de aire más distinguido de la Isla. Como ocurre en otros puertos que ya hemos visitado, el de Andratx está orientado al sector turístico. Las terrazas que jalonan su paseo marítimo invitan a sentarse a contemplar el mar mientras se degusta una copa. Algunos de sus restaurantes, caso del Miramar, se cuentan entre los más prestigiosos de Baleares. Una escapadita en coche a Sa Mola, antes de acometer el camino de Sant Elm, nos permitirá obtener una hermosa panorámica del puerto y de parte de la Dragonera.
Sant Elm posee la playa más occidental de Mallorca y es un lugar idóneo para emprender la visita del área natural de La Trapa o subir a una de las golondrinas que, en poco tiempo, nos llevarán al Parque de Sa Dragonera. Este islote constituye un emblema del ecologismo en España. En 1977 fue ocupado de manera simbólica por un grupo de jóvenes dispuestos a impedir su urbanización. Por fortuna, lo consiguieron, y Sa Dragonera, donde por cierto se han encontrado vestigios talayóticos, permanece hoy prácticamente virgen.
en Sant Elm también se puede contemplar una fortaleza erigida tras la conquista cristiana por orden de Jaume II, al objeto de disponer de un hospital para los marineros y un oratorio en honor a Sant Elm San Telmo, patrono de los navegantes.
No hay más remedio que volver a Andratx antes de dirigirnos a localidad de Estellencs por la C-710, carretera que concluye en el Port de Pollença después de atravesar toda la Serra de Tramuntana. En este pueblo,célebre en otros tiempos por los “tafones” desde lo que se elaboraba el aceite para la exportación, destaca su iglesia parroquial, del siglo XVII,templo al que se encuentra adosada una torre de defensa reconvertida en campanario.
Antes de llegar a Banyalbufar nos detendremos en la Torre de Ses Animes, retratada en su día con precisión por el archiduque Luis Salvador de Austria. Es la más conocida de Mallorca,sin duda por su ubicación junto a la carretera y por hallarse suspendida en el vértice de un profundo acantilado. En realidad es sólo una de las 12 atalayas que se construyeron en el siglo XVI en esta costa y que servían para comunicar la proximidad de naves enemigas, casi siempre piratas, mediante un sistema de señales de fuego.
Banyalbufar, que en árabe significa viña del mar, desciende por la falda de la montaña en forma de bancales. Esta peculiaridad lo convierte en un pueblo único, donde todo parece estar disperso. Aquí se cultiva la malvasía, un vino dulce muy famoso entre la realeza europea de tiempos pasados.
Su iglesia posee uno de los órganos con mayor solera de Mallorca, el cual fue trasladado a finales del siglo XIX desde el Convento de Santo Domingo de Palma. El edificio de la Baronía, conformado por la rectoría, una torre de denfesa y un hotel, tiene un bonito patio.
Al poco de salir de Banyalbufar, nos encontraremos con un desvío al Port des Canonge. Un camino muy empinado desciende hasta una pequeña urbanización donde hay un embarcadero y una playa de piedras. El sitio es hermoso, pero lo dejamos como destino opcional para no perder la ruta lógica que nos ha de llevar a Esporles.
Villa de arquitectura muy proporcionada, Esporles se halla ordenada en torno al torrente que sigue el curso de un valle. En la cueva de Canet, aquí ubicada, se han encontrado los restos de los que podrían ser los pobladores más antiguos de Mallorca. Se habla de 7.000 años antes de Cristo,pero apenas nada se sabe acerca de las costumbres de estos primeros baleáricos.
La localidad vivió su época de mayor esplendor, merced a la industria textil y maderera, durante la segunda mitad del siglo XVIII.La Granja de Esporles es el principal reclamo turístico. Se trata de una antigua alquería árabe que fue donada a unos monjes y luego se convirtió en casa señorial. Hoy sirve de marco para degustaciones gastronómicas y para mostrar a sus visitantes cómo eran los antiguos oficios de la Isla.

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