Las inquietantes esculturas que dominan el monte Nemrut son algunas de las más magníficas del mundo. Cabezas gigantes construidas en el siglo I a.C. bajo el reino de Commagene contemplan cada día un increíble amanecer y atardecer.
La ciudad importante más cercana al monte Nemrut se llama Adiyaman, pero probablemente sea Gaziantep el lugar al que se llegue en avión. Mientras las enormes esculturas se bañan en la luz roja del amanecer, reflexione sobre la maravilla de la historia y el paso de los imperios por estas tierras.
Es uno de los pocos ejemplos en la historia en los que tenemos los restos de la historia y no la memoria, así que nos toca a nosotros poner las cosas en su sitio y descubrir de nuevo la historia de esta tierra.
El Reino de Commagene fue un antiguo reino armenio que sirvió esencialmente de estado tapón entre la antigua Roma y Persia. De hecho, los reyes de Commagene reclamaban ascendencia de Darío I de Persia.
Su capital era la gran ciudad de Samosata, de la que apenas queda nada. El valle al pie del monte Nemrut es probablemente el emplazamiento de la ciudad. Como se puede ver, incluso la historia conocida del reino está un poco envuelta en la historia, pero se calcula que el reino se mantuvo relativamente independiente hasta el año 17 d.C., cuando fue conquistado por el emperador romano Tiberio. Recuperó la independencia durante un par de décadas antes de que el emperador Vespasiano lo incorporara definitivamente al Imperio Romano en el año 72 d.C.
Los reyes del reino parecen haber sido extremadamente poderosos y ricos, y sin duda las esculturas y el monte Nemrut hablan de ello.
Las esculturas fueron construidas por el rey Antíoco I Teos de Commmagene como una tumba-santuario para sí mismo. Las esculturas son de sí mismo, dos leones, dos águilas y varios dioses griegos, armenios y medos.
Las esculturas muestran el encuentro entre Oriente y Occidente del reino, ya que los rasgos faciales son griegos, pero la ropa que llevan es decididamente más oriental. Ya no están en su posición original, pero el efecto de dispersión de las posiciones actuales de las esculturas es casi más chocante que si estuvieran ordenadas en fila, como casi con toda seguridad se pretendía en un principio.
El conjunto del yacimiento es enorme, con un túmulo de 49 metros de altura (montículo de tierra y piedras levantado sobre las tumbas).