Los celtas aparecieron en tierras irlandesas hacia el siglo VI a.C. Con la llegada de los vikingos se fundaron los primeros asentamientos y el primer núcleo de lo que actualmente es la capital, Dublín.
En el siglo XII los invasores anglonormandos conquistan parte del territorio y con Enrique II la isla se convierte en colonia británica. En el siglo XVI el territorio irlandés es sometido a la Corona Británica.
Un siglo después, un grupo de presbiterianos escoceses se instalan en el Ulster. El bloqueo y las duras leyes sociales continúan hasta que en 1779 con las leyes de Gardiner se permite el libre comercio. Por aquella época llegan las ideas de la Revolución Francesa, pero se acallan las voces y se suprime el Parlamento Irlandés.
Mientras en Inglaterra triunfa la Revolución Industrial los campesinos irlandeses viven en la miseria. Aparecen diversos movimientos nacionalistas y finalmente Irlanda consigue un Parlamento Propio. Las luchas acaban por reforzarse apareciendo el IRA, grupo terrorista defensor de los católicos.
En 1920 una ley dictamina la división de Irlanda. En 1921 se establece el estado libre de Irlanda, Belfast se niega a formar parte del estado libre irlandés y surge el conflicto armado entre las dos partes que ha durado hasta nuestros días. Recientemente se ha firmado el tratado de paz entre las dos partes.