Las terrazas de arroz de Tegallalang ofrecen una oportunidad perfecta para tomar fotos en Bali con sus espectaculares vistas. La vista se extiende hacia las terrazas de arroz en las laderas del valle. Un anciano local, un agricultor que posee la tierra invita a los visitantes a probar su bebida de coco verde, así como a comprar sombreros tejidos que hace de hojas de coco, así como posar con los visitantes por una pequeña tarifa. Este antiguo valle tiene una calidad intemporal ya sea que haya turistas allí o no.
El pequeño pueblo de Pakudui, el cual es un poblado de artesanos ubicado en Tegallalang, es un viaje para presenciar el esplendor del talento local en su mejor momento. En este lugar se podrá encontrar una extraordinaria variedad de trabajos en madera ornamental entre otros tallados. Los lugareños aquí son ávidos artesanos balineses y han llegado a crear diferentes formas de esculturas, ya sea transmitidas de generación en generación o como resultado de un proceso creativo en constante crecimiento utilizando el medio más natural de todos: la madera. Pero a través de su visita a la aldea en Pakudui se podrá notar la presencia recurrente de una figura mítica balinesa particular: el Garuda.
Existen muchos tipos de representaciones que abarcan por ejemplo: los leones míticos tallados, caballos, figuras humanas, perros, dragones, jarrones, ranas, canguros, gatos, tótems ornamentados, paneles, puertas, ventanas, mesas entre muchas otras formas brillantes de creatividad, que se llegan a extender incluso a los dragones de Komodo a gran escala, el Garuda parece estar presente majestuosamente entre las distintas artesanias.
Es bueno saber que incluso sobre las terrazas de arroz de Tegallalang. Hay algunos vendedores de suvenires y algunos viejos agricultores que en ocasiones podrán parecer ocasionalmente agresivos, al intentar comprar, en este caso es importante negociar. Mientras que las terrazas de arroz sirven como ejemplo para poder tomarse una foto destacada en la zona de Tegallalang, las opciones de compras de suvenires abundan a lo largo de las carreteras, y el viaje a la aldea Pakudui vale la pena. Pakudui es accesible después de caminar desde el famoso arrozal. Se pueden encontrar magníficas tallas y varias figuras de arte de madera alineadas que se encuentran a la venta.