Las montañas de Kazajistán albergan pastos de una riqueza que recuerdan los de Europa Central, y que en verano se cubren de flores silvestres en una explosión de color. En los ríos abundan las marmotas, y las truchas y los lucios sirven de alimento a las águilas. Abunda la fauna salvaje, y no es difícil encontrar al lobo gris, al lince y al jabalí. En las montañas del sur se pueden contemplar algunos de los escasos ejemplares del leopardo de las nieves.