La figura más tradicional de la cultura kirguís es el akyn, un juglar itinerante que se encargaba de transmitir oralmente la literatura popular en forma de canciones, historias y poemas. La tradición ha perdurado, y ya bien entrado el siglo XX han seguido existiendo.
Pero los kirguís han sido asociados culturalmente con algo más complejo: un ciclo completo de leyendas orales veinte veces más largas que la Odisea, sobre unos héroes llamados Manas. Los akyns que son capaces de recitar o improvisar estas leyendas forman una clase aparte, los llamados manaschi.
En cuanto a literatura moderna, Kirguizistán cuenta con dos reconocidos autores vivos: Chinghiz Aitmatov y Kazak Akmatov. Aitmatov es más conocido, y sus obras han sido traducidas al ruso, el inglés y el francés. Sus obras, críticas con el régimen soviético, fueron prohibidas en su tiempo. Aitmatov jugó un papel fundamental en la creación del Movimiento par la Democracia en 1989.