La República de las Maldivas es un estado escasamente poblado: de las 1.190 islas que componen el archipiélago, 900 de ellas están desiertas. Sus habitantes son cordiales con los visitantes, sobre todo si éstos respetan las leyes del Islam. La población apenas alcanza los 270.000 habitantes de los que aproximadamente el 12% se concentra en Malé, la capital del archipiélago.
La vida de este pueblo está estrechamente ligada a su religión, a la pesca y en las últimas tres décadas al turismo, en el que trabaja gran número de su gente y que se ha convertido en la principal actividad económica del país; además de la exportación de productos marinos, frutas tropicales y coral. El crecimiento interno ha sido del 6.5% en los últimos años y la renta per cápita alcanza los 900 dólares anuales.
Los habitantes de Las Maldivas son el resultado de diversos mestizajes, por lo que hablan el dhivehi, el árabe, el hindi y también el inglés. El ambiente que se respira en las ciudades es de calma y tranquilidad, donde los hombres son recios, las mujeres discretas y los niños vivaces. La sociedad se establece según las leyes musulmanas: los ancianos son venerados, los niños respetados, los hombres son los cabezas de familia y las mujeres son las encargadas de llevar el peso del hogar. A pesar de las profundas tradiciones musulmanas que en otros países marcan un carácter muy cerrado, quizás por el entorno maravilloso en el que viven los habitantes de estas islas, son amistosos, alegres y fundamentalmente pacíficos. La esperanza promedio de vida es de unos 60 años para los hombres y 64 para las mujeres. La mortalidad infantil es de 80 niños por cada mil nacidos vivos, compensando esta alta tasa con el elevado número de nacimientos que se dan en las islas.
La educación no es obligatoria pero Las Maldivas tiene el índice de alfabetización más alta de Asia del Sur, con un 92 %.