Los primeros blancos que pisaron las costas de Namibia fueron los navegantes portugueses. Durante mucho tiempo la región permaneció olvidada por los europeos, que no mostraban interés por colonizarla debido a las dificultades. En el siglo XIX comenzó a desarrollarse una labor misionera de origen británico, pero confiada a un misionero alemán. A finales del XIX forma parte del imperio colonial alemán con el nombre de África Alemana del Suroeste. Al estallar la Primera Guerra Mundial la colonia fue atacada por fuerzas portuguesas y surafricanas, pero los alemanes resistieron durante casi un año, rindiéndose al final.
Epoca Surafricana
Terminada la guerra, el territorio fue confiado en 1920, como mandato de la Sociedad de Naciones, a la Unión Surafricana. A finales de la Segunda Guerra Mundial esta situación dejó de existir, pues no formó parte de las Naciones Unidas. La Unión Surafricana, tras haberla administrado durante 21 años, intentó anexionarse la antigua colonia alemana, y en 1946 Pretoria manifestó oficialmente su intención. La ONU se opuso. En el Tribunal Internacional de la Haya se decidió que Suráfrica no estaba obligada a entregar Namibia a la ONU, pero tampoco tenía el derecho de anexionársela. Aún así, en 1949 Pretoria decretó su anexión imponiéndole sus propias leyes.
La Independencia
El despertar nacionalista se produjo en el grupo étnico más numeroso, los bantúes ovambos, que habitan en la zona norte de Namibia y las comarcas sureñas próximas a Angola. En 1957 se crea el OPC Congreso Popular Ouambolandia; al año siguiente se convirtió en el OPO, que acogió a varias etnias; y en 1960 pasa a ser el SWAPO. En 1976 la presencia surafricana en Namibia es ilegal.
En 1985 se acepta la creación de un gobierno transitorio de unidad nacional. En 1988 se pacta un acuerdo de paz en Ginebra concediendo la independencia. Y finalmente, en 1989 el SWAPO gana las elecciones y oficialmente llega la independencia en 1990.