Pueblo de tradiciones muy arraigadas y preocupado de no perderlas, aunque a la vez moderno y evolucionado. Gran parte de la cultura popular se puede observar en torno a los caseríos, que ya de por sí son una muestra de arquitectura autóctona rural. Son cuna y lugar de mantenimiento del Euskera, la lengua vasca, de la que no se conocen los origenes y tiene casi tantos dialectos como pueblos en los que se habla. Los bailes típicos regionales acompañados de la música del txistu y el tambor, se recuerdan en todas las festividades populares, sobre todo el día de la "fiesta vasca" que se celebra en una determinada fecha en cada localidad y es la máxima expresión de ese afán por mantener las tradiciones. Lo mismo con los deportes rurales, como el arrastre de piedra, regatas, traineras, etc. La pelota a pala, a mano, o la cesta-punta siguen vigentes en el mundo vasco y se realizan en la actualidad competiciones frecuentemente.
Lo más característico del arte vasco es la talla de madera, antes imprescindible en el medio rural, para realizar objetos como yugos y otros utensilios de ganadería y labranza, además de muebles, etc. También la cestería es muy típica, esta aún se mantiene por la necesidad de elaborar cesta-punta y la alfarería y los trabajos de damasquinado de Eibar son otras expresiones del arte popular vasco.
Son todas manifestaciones de una cultura, sobre todo rural y marinera, que permanece vigente al paso del tiempo gracias a un pueblo que no quiere olvidar sus orígenes.