Entre 1975 y 1978, más de 17,000 personas fueron detenidas en S-21 para posteriormente ser llevadas a los campos de exterminio de Choeung Ek. Al igual que los nazis, los líderes del Khmer Rouge fueron meticulosos en mantener registros de su barbarie. Cada prisionero que pasó por el S-21 fue fotografiado, a veces antes y después de la tortura. Las exhibiciones del museo incluyen una sala tras otra de impactantes fotografías en blanco y negro; prácticamente todos los hombres, mujeres y niños de la foto fueron asesinados más tarde.
Se puede decir en qué año se tomó una foto según el estilo del tablero de números que aparece en el cofre del prisionero. Varios extranjeros de Australia, Nueva Zelanda y EE. UU. También fueron retenidos en el S-21 antes de ser asesinados. Vale la pena contratar una guía, ya que pueden contar las historias de algunas de las personas que aparecen en las fotografías. También está disponible una nueva visita de audio, y se recomienda para aquellos visitantes que no cuenten con un guía.
A medida que la "revolución" de los jemeres rojos cruzaba los límites de la razón, comenzaron incluso a torturarse entre ellos. Los torturadores y verdugos que trabajaban aquí fueron a su vez asesinados por quienes tomaron su lugar.
A principios de 1977, cuando las purgas partidistas de los cuadros de la Zona Oriental se estaban poniendo en marcha, el S-21 llego a ser testigo de un promedio de 100 asesinatos por día.
Cuando el ejército vietnamita liberó Phnom Penh a principios de 1979, solo había siete prisioneros vivos en el S-21, todos los cuales habían utilizado sus habilidades, como la pintura o la fotografía, para mantenerse con vida.
Otros catorce habían sido torturados hasta la muerte debido a que las fuerzas vietnamitas se estaban acercando a la ciudad. Las fotografías de sus horrendas muertes se exhiben en las habitaciones donde se encontraron sus cadáveres en descomposición. Sus tumbas se encuentran cerca en el patio.
Dos de los sobrevivientes, Chum Mey y Bou Meng, siguen vivos, y con frecuencia pasan su tiempo en el S-21 contando sus relatos de primera mano cuando estaban presos en este sitio.
Una visita a Tuol Sleng podría llegar a ser una experiencia profundamente deprimente.
La absoluta ordinariedad del lugar lo hace aún más horrible: el entorno suburbano, los edificios de la escuela, el área de juego cubierta de hierba donde los niños patean pelotas al lado de camas oxidadas, varios instrumentos de tortura que ocultan pared tras pared varios retratos perturbadores.
Detrás de muchas de las exhibiciones en Tuol Sleng se encuentra el Centro de Documentación de Camboya. En el sitio se exhiben varios documentales las cuales narran los terribles crímenes inhumanos que se cometieron en aquella oscura época.