Polonia ofrece innumerables muestras artísticas y culturales de gran interés y calidad.
Influencias Extranjeras
El arte polaco contiene distintos estilos provenientes de los pueblos que han pasado por el territorio a lo largo de su historia, así como arte autóctono, desarrollado sobre todo, en las zonas comprendidas entre el Odra y el Bug y el Mar Báltico y los Cárpatos.
La adopción del cristianismo por parte de los polacos consiguió que el arte se separara de las influencias otomanas-caloríngeas y pasara a adoptar los estilos latinos, prerrománico, románico, gótico, renacimiento, manierismo, barroco, rococó, etc. Estilos que se pueden contemplar tanto en arquitectura, escultura, pintura y literatura. La ruta de los Castillos del Wawel es un buen ejemplo: Wisnicz, gótico tardío, Lublin, en el que la Gestapo instaló sus mazmorras o Pieskowa Skala cerca de Cracovia son una maravilla. Además de esta influencia latina se puede percibir la procedente de los habitantes de la zona oriental, lituanos, rutenos, bielorrusos, armenios, tártaros e incluso turcos.
Arte Polaco
Además de admirar muestras que coinciden con otros países europeos, Polonia supo desarrollar un arte propio en base a la tradición, el clima y materiales empleados. Las construcciones en madera son un excelente ejemplo de ello, ya que se han mantenido hasta el siglo XX salpicando el paisaje con iglesias parroquiales como la Iglesia de Debno. La madera se mezcló con el ladrillo consiguiendo construcciones originales como las casas habitadas por los burgueses de Wisnicz que ya no se conservan o la Sinagoga de Wolpa del año 1781. Ya en nuestro siglo estos materiales vuelven a conjugarse en el estilo “Zakopane” que une el Liberty europeo con los estilos montañeses del Tatras que puede contemplarse en Villa Pod Jodlami en Zakopane o en el llamo “ático polaco”, cubierta especial de los edificios de Cracovia.
En escultura destacan las obras de Jan Szczepkowski, en grafismo y pintura las de Jan Matejko, obras que reflejan con gran realismo la historia polaca, las de Zofia Strayenska y las obras costumbristas del siglo XIX de Jan Matejko, Juliusz Kossak y Jozef Brandt.
A principios del siglo XX aparece el Modernismo conocido también como Periodo de la Joven Polonia, distinguiéndose el preimpresionismo de Aleksander Gierymski, el expresionismo de Jozef Pankiewicz, Wladyslaw Podkowinski y Olga Boznanska y, en especial, la obra pictórica, literaria y teatral de Stanislaw Wyspianski. Sus trabajos abundan en las iglesias de Cracovia.
Esta autonomía con respecto a las influencias extranjeras se mantiene en el naturalismo de Jacek Malczewski con obras de un hermoso colorido, en el simbolismo de Witold Wojtkiewicz que conjuga el mundo infantil con la angustia de la existencia humana y en el paisajismo nostálgico de Jan Stanislawski, León Wyczolkowski y Ferdynand Ruszczyc.
En el periodo de entreguerras sobresalen los Formistas como Witkiewicz con obras pictóricas, teatrales y filosóficas y los Constructivistas como Henryk Stazewski, Katarzyna Kobro y Wladyslaw Strzeminski a quien se debe la fundación del Museo de Arte Moderno de Lodz.
Al finalizar la guerra, la etapa socialista impone un arte rígido cuyas normas no son seguidas por algunos artistas como Alina Szapocznikow en escultura, Tadeusz Kantor y Józef Szajna en artes plásticas y teatro, Jan Lenica, Henryk Tomaszewski y Stanislav Mlodozeniec en cartelismo y Magdalena Abakanowicz en tejidos.
Música
No se puede hablar del arte polaco sin mencionar al célebre compositor Frederic Chopin, nacido en una antigua mansión de Zelazowa Wola en 1810 y fallecido en París en 1849. Su obra, básicamente compuesta para piano, sigue los cánones del romanticismo Chopin compuso sonatas, conciertos para piano y orquesta, preludios, baladas, polonesas, valses, mazurkas y fantasías que pueden escucharse en los numerosos conciertos que se ofrecen en toda Polonia durante todo el año, así como en el Concurso de Piano Frederic Chopin organizado en Varsovia cada cinco años; o en el Festival Chopiniano Internacional de carácter anual que se celebra en Dusniki-Zdrój balneario de la Baja Silesia.
Además de Chopin, otros muchos artistas polacos han conseguido fama mundial como los compositores Krzysztof Penderecki y Henryk Mikolaj Gorecki, cineastas como Andrzej Wajda y Krysztof Kieslowski con su “Decálogo”, artistas plásticos como Magdalena Agakanowicz y Franciszek Starowieyski y escritores tan importantes como Czeslaw Milosz, Premio Nobel de Literatura en 1980 y Wislawa Szymborska, Premio Nobel de Literatura de 1997.
Festivales Artísticos
Actualmente la cultura en Polonia sigue surgiendo con fuerza, en donde destacan compañías dramáticas como el Teatro Stary de Cracovia, el Centro Arte Studio en Varsovia, el Teatro Polaco de la Danza donde se puede contemplar al fascinante Ballet de Poznan o las inolvidables representaciones del Teatro Stanislaw Ignacy Witkiewicz de Zakopane que une el arte dramático con las bellas artes.
Son de interés, entre otros muchos, el Concurso Internacional de Violín Henryk Wieniawski que tiene lugar cada cinco años en Poznan, el Festival Internacional de Oratorios y Cantatas Wratislavia Cantans en septiembre en Wroclaw, el Festival Mundial de Coros Polonijiy de julio en Koszalin, donde se rememora a los miles de polacos que viven fuera de su país y el Festival Internacional del Folclore Montañés de Zakopane en agosto, donde se puede disfrutar con un verdadero espejo de las costumbres del país con su música, trajes regionales y danzas coloristas y animadas. No se puede olvidar el Festival Internacional Jazz Jamboree en el que se dan cita los mejores intérpretes de todo el mundo.
Además y durante todo el año se realizan festivales de cine, teatro, grabados, carteles, música, danza y otras actividades que demuestran que Polonia es un país vivo con una oferta cultural impresionante.