En este lugar se situaba en tiempos prehispánicos el menceyato de Taoro. Desde el siglo XVI el puerto atrajo una gran actividad y a su amparo se desarrolló una burguesía culta y económicamente floreciente. La ciudad comenzó a cobrar mayor importancia cuando a principios del siglo XVIII un volcán arrasó el que hasta entonces era el principal puerto de la isla, Garachico.
Durante el siglo XIX y a principios del XX la ciudad recibía la visita frecuente de ingleses convalecientes.