Tanzania es uno de los enclaves donde se han encontrado importantes restos arqueológicos que sirven como pistas para las hipótesis del origen del hombre. El cráneo de un homínido de 1.750.000 años descubierto por Mary Leakey en Olduvai George en el año 1959 y que se puede ver en el Museo Nacional de Dar es Salaam, o las huellas datadas con cuatro millones de años de antigüedad, prueba de la postura erecta de nuestros antepasados (se han encontrado en Laetoli), son algunos de los testimonios que arrojan pruebas sobre el origen del hombre.
Mucho tiempo después, Tanzania fue invadido por distintos pueblos que fueron dejando su huella en las manifestaciones artísticas como la arquitectura colonial portuguesa o las influencias chinas o persas.
En 1880 los alemanes se hicieron con el territorio costero y los estilos alemanes se impusieron. Sin embargo, la mayoría de población musulmana continuó prefiriendo el arte islámico con hermosas mezquitas con impresionantes minaretes y patios espaciosos.
A estas muestras de arte extranjero hay que añadir la artesanía tribal propia del país. Son excelentes las tallas de madera que representan animales salvajes o distintas escenas cotidianas de la vida de los tanzanos. También son muy hermosas las máscaras y los bustos.
Mención aparte merecen las joyas, verdaderas obras de arte, que están realizadas en madera, malaquita o azerita. Las muestras de artesanía masai son muy apreciadas: escudos, lanzas, adornos, etc.
La literatura actual tanzana tiene como origen las múltiples leyendas, historias y cuentos que se han transmitido por tradición oral de padres a hijos durante generaciones. Son narraciones de gran pureza. Las publicaciones suelen estar en impresas fundamentalmente en inglés y suajili.
Son muy interesantes también las danzas tribales acompañadas de ritmos repetitivos muy melodiosos. En ellas se suelen representar hechos importantes para la vida de las distintas tribus como por ejemplo cacerías, guerras, casamientos o la recolección de las cosechas.