El calendario de las fiestas valencianas es amplio y denso. A mitad de enero, el solsticio de invierno marca el inicio del ciclo de las fiestas de fuego. La figura de San Antonio Abad, protector de los animales y benefactor de las cosechas, es celebrada con hogueras. Se festeja en muchas poblaciones: la hoguera de Canals asombra por su tamaño y las de las comarcas septentrionales tienen un indudable valor antropológico.
En febrero comienzan las fiestas de los moros y cristianos, que se extienden hasta diciembre. Muchas poblaciones de las comarcas meridionales rememoran de manera festiva la historia mediante una batalla incruenta y ritualizada en la que siempre pierden los moros. A destacar los moros y cristianos de Alcoy, celebradas en abril.
El ciclo del fuego tiene punto y aparte en el equinoccio de primavera con las Fallas (monumentos satíricos de cartón entregados a la purificación de las llamas el 19 de marzo). En el solsticio de verano, las Hogueras de San Juan, la noche mágica del 24 de junio, se celebran en numerosas poblaciones valencianas.
La Semana Santa se festeja en toda la comunidad con procesiones y representaciones de la pasión y la muerte de Jesucristo. Con la Resurrección llega la Pascua y es entonces costumbre comer la mona y hacer volar cometas. El ciclo abierto por la Cuaresma se cierra con el Corpus celebrado con espectaculares procesiones de origen barroco en Xàtiva o Morella.
En el verano se suceden las fiestas: la Tomatina de Buñol, el Misteri de Elche, la fiesta en torno a la albahaca en Bétera o la Fira de Xàtiva, entre otras. Cuando se acaba el estío, llegan las fiestas de la vendimia en Utiel y Requena. Y el primero de noviembre, la Fira de Tots Sants en Cocentaina.