La presión Subacáutica
La presión que ejerce el agua también se acrecienta a medida que se gana profundidad y el cuerpo debe soportar una presión muy diferente a la que normalmente está acostumbrado. Aquellas partes en las que existe aire, como son los pulmones, el oído interno, senos nasales y los intestinos pueden verse afectados y ello se podrá subsanar mediante la maniobra de Valsava. La zona auditiva es especialmente delicada y sensible a los cambios de presión, especialmente el tímpano, membrana que protege el oído medio y el interno del exterior. La maniobra antes indicada tiene como fin aliviar el dolor que puede causar la presión en los oídos. Esta consiste en taparse la nariz y presionar la respiración contra los orificios nasales de manera que el aire de la garganta pase al oído medio a través de la trompa de Eustaquio, igualando la presión a la hidrostática y aliviando la sensación de malestar. Con este método también se compensa la presión de los senos nasales y se soluciona cualquier sensación de vértigo o mareo. También es práctico tragar saliva varias veces, algo muy parecido a lo que se hace en el avión cuando se sientes estas molestias debido a las mismas variaciones de presión aunque en este caso aéreas. Si no se comprensa esta diferencia de presión sobre el tímpano, éste acabará perforándose y el agua entrará en el oído medio provocando sordera. Otro punto especialmente delicado son los senos nasales que normalmente están abiertos al exterior por las fosas nasales.
Si la presión no es compensada los vasos sanguíneos que rodean los senos pueden romperse y sangrar. Es interesante tener algunos conceptos claros sobre la presión para poder comprenderla mejor. Existen dos tipos de presión la presión atmosférica, la presión hidrostática y la presión absoluta. La primera se mide en bares y es la ejercida por los gases atmosféricos. A nivel del mar esta es de 1 bar – equivalente a un kilo de presión sobre cada centímetro cuadrado de la superficie del cuerpo humano-. Ésta no es una presión constante sino que va a variar según la altitud (en la cima del Everest a 8.848 m es de 0.31 bares) y según el clima. Un pequeño cálculo hace que podamos decir que a 30 m de profundidad la presión absoluta sea de 4 bares: 1 bar de presión atmosférica más tres bares de hidrostática, uno cada diez metros Al bucear el cuerpo humano está sujeto tanto a la presión atmosférica como la que ejerce el agua que está encima y alrededor del cuerpo. A esto hay que unir dos aspectos y es que la densidad mayor del agua hace que la presión también sea mayor y si a esto unimos que el agua salada, dado el contenido en sales y minerales que contiene, es aún más densa que la dulce, obtenemos como resultada una presión considerable. La suma de la presión atmosférica e hidrostática es lo que se conoce como presión absoluta. El batímetro indica la presión pero se programa para que ignore la presión atmosférica indicando una presión cero en superficie, esto es lo que se conoce como presión normal. La formulación, en el siglo XVII , de la ley de Boyle-Mariotte (a temperatura constante el volumen de un gas es inversamente proporcional a la presión ejercida sobre él). Esta ley es muy importante para los buceadores en lo referente a sus equipos. Los chalecos, entre otros dispositivos de flotación, contienen cámaras de aire y permiten cierto nivel de flotación bajo el agua. Si se quiere descender, la presión hidrostática hace que el aire del chaleco se comprima y cree menos flotación facilitando el hundimiento del cuerpo. Durante el ascenso el proceso es el contrario.