De la Prehistoria al Renacimiento
Desde los tiempos más remotos, la historia de Italia ha estado ligada al arte en alguna de sus manifestaciones. Pinturas prehistóricas como las encontradas en las Cuevas de Balzi Rossi o Romanelli, utensilios de piedra y bronce, cerámica y los estupendos Nuraghi de Cerdeña, son los principales restos de la Prehistoria que, en su mayor parte, han llegado a nuestros días en muy buen estado
Los etruscos y los griegos también dejaron su huella en este país. Las necrópolis de Taquina y Cervéteri constituyen un excelente testimonio para conocer al pueblo etrusco, cuyo reflejo se puede percibir también a través de las puertas de arco en las murallas de Perusa. Como muestras de arte griego , se pueden contemplar magníficos ejemplos arquitectónicos en Paestum, Poseidonia y Elea, así como en el Teatro y Museo de Siracusa, el Templo dórico de Gela y el Templo de la Caracella en Taormina
El arte romano tiene sus mejores obras en la arquitectura. Ejemplo de ello son las Termas de Caracola, el Coliseo, el Foro o los Arcos de Tito y Constantino, que resultan impresionantes
En la Edad Media el románico dio excelentes muestras en Italia. Pisa es un buen ejemplo con la Catedral, el Baptisterio y la famosísima Torre inclinada que es, en realidad, el Campanario del conjunto arquitectónico.
La pintura italiana empieza a desarrollarse en este período acabando con el hieratismo del arte bizantino, buenas muestras son el crucifijo de Cimabue y la Virgen del Trono de Duccio de Buoninsegna
El gótico, sin embargo, no influyó de manera determinante en la arquitectura. El Duomo consagrado a San Francisco de Asís o la Catedral de Siena y Santa María de la Flor, en Florencia, son buenas muestras que reflejan el arte gotico.En cambio, la pintura, sí encontró desarrollo dentro de este estilo con la figura humana y los paisajes como nuevos motivos. Giotto, Simone Martini o Lorenzetti son sus principales representantes
Del Renacimiento hasta El Arte Moderno
La verdadera explosión artística italiana se produjo durante el Renacimientos. Todas las manifestaciones artísticas fueron potenciadas en este período. En arquitectura un soberbio Brunelleschi llenó Florencia de muestras de su incomparable estilo: el Hospital de los Inocentes, la Iglesia del Espíritu Santo, la Abadía Fiesolana o el Palacio Pitti. Pero no sólo este maravilloso arquitecto demostraba su arte, también lo hacían otros con no menos ingenio como León Battista Alberti, Bramante, Vignola y, como no, Miguel Ángel con la cúpula de San Pedro y la Plaza del Capitolio. Todos ellos son geniales representantes de la arquitectura renacentista
La escultura renacentista pretende reflejar los valores espirituales del hombre, Donatello lo consigue plenamente en su San Jorge, el Amorrinos Delfino de Andrea del Verrochio es también una buena muestra. Sin embargo, el único, el genio en estado puro, fue Miguel Ángel. Su Piedad, el Moisés o el David son tan perfectos, que dan la sensación de que van a cobrar vida de un momento a otro.
En pintura también hay excelentes maestros. Junto a Masaccio, el primero que dio el salto del gótico a la pintura renacentista, destacan Piero della Francesca por el cuidado de la luz en sus cuadros y Mategna . Sin embargo, los pintores que destacaron dentro de este período son los de la llamada Escuela Florentina y no son otros que el inigualable Leonardo da Vinci, con un estilo inconfundible que combina perfectamente el conocimiento del cuerpo humano y la técnica con saber crear el ambiente perfecto, Miguel Ángel con la fuerza como máxima cualidad, figuras de gran expresividad como todas las de la Bóveda de la Capilla Sixtina y Rafael, que supo combinar los conocimientos de Leonardo con la fuerza de Miguel Ángel y cuyo resultado son obras tan magníficas como las conocidas como “Estancias” del Vaticano
El Manerismo sigue las técnicas renacentistas pero con un mayor número de ornamentaciones. Pintores de la talla de Tintoretto, Corregio, Veronés, Tiziano y Caravaggio, escultores como Cellini y arquitectos como Palladio y Sansovino son sólo algunos de sus mejores representantes. Un paso más en la ornamentación nos lleva al Barroco, estilo recargado que tiene en Bernini, el creador de la Columnata de la Plaza de San Pedro, la Plaza Navona y del proyecto de la Fontana de Trevi uno de sus máximos creadores. Tiépolo, los Carracci, o Albani destacan también en pintura barroca
El Arte Moderno se libera y consigue que los artistas sigan sus propias tendencias evolucionando hacia obras mucho menos homogéneas y futuristas como Boccioni o Carrá (metafísicos), o independientes, como Modigliani o Morandi