Merece la pena recorrer sus singulares mercados, como el de Riveira o el mercado de pescado que se celebra detrás de la estación de Cais do Sodré todos los domingos. En él se pueden ver todavía estampas tan tradicionales como la de las pescaderas que acuden cargando enormes cestas con la cabeza y pregonando a gritos su mercancía. También puede resultar interesante el Mercado de Ribeira, a la derecha de la estación, especialmente por las frutas, verduras y especias que en él se pueden comprar. Tras una noche de movida en el Bairro Alto, el mercado de frutas y verduras ofrece la posibilidad de tomarse un delicioso vaso de cacao (chocolate) caliente con los vendedores desde muy temprano en la madrugada. Este mercado y su bar se organizan junto al río.
Tampoco hay que olvidar los mercados de Praça do Chile (de lunes a sábado), de Praça de Espanha (todos los días, excepto los domingos) y de Campo Santa Clara (martes y sábados). En éste último es donde se celebra la Feira da Ladra, es decir, el rastro de Lisboa. Sin ser una maravilla, ofrece la posibilidad de convivir con los lisboetas y adquirir desde artesanía de las antiguas colonias hasta efectos militares de desecho pasando, por supuesto, por la ropa usada.
Y como ejemplo de modernidad, el complejo comercial Amoreiras, un enorme edificio, visible desde toda la ciudad, que alberga 10 cines, 60 restaurantes, un hotel y 370 tiendas que a diario permanecen abiertas hasta las 11 de la noche. Destaca, además, el Centro Comercial Vasco de Gama, el más nuevo de Lisboa, y el Centro Comercial Colombo, el más grande del país.