Todo el interés de Silos gira en torno a su monasterio, reconstruido en el siglo X por Santo Domingo, monje benedictino. Levantado, posiblemente, por los visigodos en el siglo VII en honor a San Sebastián, este fraile logró convertir las ruinas en una importante abadía, de la que hizo cargo hasta su muerte, en el año 1073. Posteriormente y debido a su popularidad, el monasterio se convirtió en un importante centro de peregrinaciones, a raíz de las cuales surgió el pequeño pueblo.