Historia de Bélgica
La Época Antigua de Bélgica El actual territorio belga se hallaba habitado en el siglo II a.C. por pueblos indogermánicos. Cuando Julio Cesar conquistó la Galia... Leer más
Qué comer en Bélgica
Para un pequeño país enclavado entre las potencias gastronómicas de Francia y Alemania, Bélgica ha logrado mantenerse fiel a sí misma en el ámbito de la alimentación. Los visitantes están prácticamente obligados a disfrutar de waffles, chocolate, mejillones, patatas fritas y de toda tipo de bebidas. Sin embargo no hay que dejar pasar otras delicias belgas en su próximo viaje.
Patatas fritas:
No hay muchos platos en el mundo que hayan alcanzado la popularidad de las patatas fritas. Originalmente son originarias de Bélgica, este sencillo plato está hecho de patatas cortadas en tiras a lo largo y cocinadas fritas en aceite caliente. Aunque existe cierta rivalidad entre Francia y Bélgica en cuanto al origen exacto de las pommes frites (como se les conoce en Bélgica), el hecho es que no hay nación en el mundo que celebre y disfrute de este plato más que los belgas. Lo comen a diario, como acompañante de otros platillos, mientras que las tiendas de patatas fritas, llamadas frietkots o fritures, se pueden encontrar en todo el país. Las patatas fritas al estilo belga se preparan recién, se cortan en tiras más gruesas y se fríen en grasa o en aceite. Tradicionalmente se sirven en papel y acompañados de una generosa porción de mayonesa. Hoy en día, en los restaurantes de comida rápida de todo el mundo se sirve una versión ligeramente diferente y más común de las patatas fritas.: las tiras son más delgadas que las tradicionales, y la opción típica para acompañar un condimento es el ketchup. Independientemente de la variedad de condimentos y de la forma en que se sirven, estas sabrosas papas fritas se han establecido hace mucho tiempo como uno de los bocadillos favoritos en todo el mundo.
Mitraillette:
Esta monstruosidad de un sándwich, una especialidad de Bruselas, consiste en un especie de baguette cubierto con salchichas o albóndigas rebanadas, lechuga, tomate y una enorme ración de patatas fritas, todo ello cubierto con la salsa que sea de su elección (se recomienda la mayonesa picante).
Stoofvlees:
A menudo conocido como la versión belga de la carne de bourguignon, este plato está hecho con cebollas caramelizadas y un toque de vinagre. Se puede pedir este guiso como ingrediente para las patatas fritas en los puestos de la calle de Flandes, pero las mejores versiones son caseras. Se recomienda probarlo en Domus, un restaurante tradicional belga en la ciudad universitaria de Lovaina.
Croquetas:
Se dice que estas croquetas crujientes de salsa bechamel frita en realidad provienen de Francia. Sin embargo, los belgas los han hecho muy suyos, llenándolos con queso derretido o pequeños camarones grises del Mar del Norte. Puede encontrarlos en todas partes, desde humildes frituurs, o brasseries, hasta la sección de congelados en las tiendas de comestibles. Y asegúrese de disfrutar de variedades más elegantes -trufa negra- en el puesto de comida de The Lighthouse, dentro del nuevo mercado de alimentos Mercado en Amberes.
Mejillones:
No hay nada más belga que una cena de mejillones con papas fritas- recién horneados. Los mejillones siempre se sirven 1 kilo a la vez en una olla enorme, pero usted decide como los saborea. Para una comida tradicional, pida mejillones con verduras. Para una comida más indulgente, pruebe los moules à la crème, que contienen una salsa espesa y rica hecha con mucha crema espesa.
Speculoos:
Sería una tragedia abandonar Bélgica sin intentar probar esta crujiente galleta de especias que se sirve junto con café en casi todas las cafeterías al aire libre. Speculoos también viene en forma de helado y cobertura de gofres, acompañado de grandes secciones de tiendas de comestibles belgas que están dedicadas a speculoos (la marca Lotus es particularmente buena).
Chocolate típico de la ciudad de Brujas:
Otro manjar gastronómico belga son los chocolates. Delicioso, derretido en la boca, chocolate cremoso. Existen numerosas tiendas en la pequeña ciudad de Brujas que vendan todo tipo de chocolates que uno no podría imaginar. Venden chocolates oscuros, chocolates ligeros, chocolates de leche, chocolates rellenos de pistachos, entre otras variedades más, sin duda que se puede llegar a conseguir un gran surtido.
Waffles:
Los Waffles juegan un papel importante en la identidad belga, y es imposible evitar su olor azucarado mientras se pasea por el centro de Bruselas. Para encontrar su combinación de sabores favoritos, definitivamente tendrá que darse el gusto más de una vez, pero no hay ningún problema, los waffles pueden degustarse no solo en el desayuno, sino que también en cualquier momento. Se puede degustar de un waffle azucarado cubierto con Nutella, crema batida, fresa o chocolate belga derretido para al mediodía o como un postre después de la cena.
Chocolate caliente belga:
Por lo regular aquí no es acostumbrado comprar chocolate en polvo: cuando se pida un chocolate caliente en Bélgica, recibirá una taza de leche caliente, un par de terrones de azúcar y una tacita llena de bocados acompañados de chocolate belga. Aunque siempre es tentador echar las chispas de chocolate directamente en la boca, fundirlas en la leche caliente hace que sea una bebida deliciosa en un día frío.
Chocolate belga:
El chocolate es una forma de arte para los belgas. Los escaparates de los chocolateros más prestigiosos se parecen mucho a las joyerías, con grandes surtidos de chocolate que se encuentran expuestos en varias vitrinas iluminadas.
Hay miles de diferentes tipos de chocolates para satisfacer cualquier gusto por los dulces, pero si opta por un cremoso praliné de avellanas o una pequeña tableta de chocolate, hará que se quedará con ganas de probar más.
Patatas fritas:
No hay muchos platos en el mundo que hayan alcanzado la popularidad de las patatas fritas. Originalmente son originarias de Bélgica, este sencillo plato está hecho de patatas cortadas en tiras a lo largo y cocinadas fritas en aceite caliente. Aunque existe cierta rivalidad entre Francia y Bélgica en cuanto al origen exacto de las pommes frites (como se les conoce en Bélgica), el hecho es que no hay nación en el mundo que celebre y disfrute de este plato más que los belgas. Lo comen a diario, como acompañante de otros platillos, mientras que las tiendas de patatas fritas, llamadas frietkots o fritures, se pueden encontrar en todo el país. Las patatas fritas al estilo belga se preparan recién, se cortan en tiras más gruesas y se fríen en grasa o en aceite. Tradicionalmente se sirven en papel y acompañados de una generosa porción de mayonesa. Hoy en día, en los restaurantes de comida rápida de todo el mundo se sirve una versión ligeramente diferente y más común de las patatas fritas.: las tiras son más delgadas que las tradicionales, y la opción típica para acompañar un condimento es el ketchup. Independientemente de la variedad de condimentos y de la forma en que se sirven, estas sabrosas papas fritas se han establecido hace mucho tiempo como uno de los bocadillos favoritos en todo el mundo.
Mitraillette:
Esta monstruosidad de un sándwich, una especialidad de Bruselas, consiste en un especie de baguette cubierto con salchichas o albóndigas rebanadas, lechuga, tomate y una enorme ración de patatas fritas, todo ello cubierto con la salsa que sea de su elección (se recomienda la mayonesa picante).
Stoofvlees:
A menudo conocido como la versión belga de la carne de bourguignon, este plato está hecho con cebollas caramelizadas y un toque de vinagre. Se puede pedir este guiso como ingrediente para las patatas fritas en los puestos de la calle de Flandes, pero las mejores versiones son caseras. Se recomienda probarlo en Domus, un restaurante tradicional belga en la ciudad universitaria de Lovaina.
Croquetas:
Se dice que estas croquetas crujientes de salsa bechamel frita en realidad provienen de Francia. Sin embargo, los belgas los han hecho muy suyos, llenándolos con queso derretido o pequeños camarones grises del Mar del Norte. Puede encontrarlos en todas partes, desde humildes frituurs, o brasseries, hasta la sección de congelados en las tiendas de comestibles. Y asegúrese de disfrutar de variedades más elegantes -trufa negra- en el puesto de comida de The Lighthouse, dentro del nuevo mercado de alimentos Mercado en Amberes.
Mejillones:
No hay nada más belga que una cena de mejillones con papas fritas- recién horneados. Los mejillones siempre se sirven 1 kilo a la vez en una olla enorme, pero usted decide como los saborea. Para una comida tradicional, pida mejillones con verduras. Para una comida más indulgente, pruebe los moules à la crème, que contienen una salsa espesa y rica hecha con mucha crema espesa.
Speculoos:
Sería una tragedia abandonar Bélgica sin intentar probar esta crujiente galleta de especias que se sirve junto con café en casi todas las cafeterías al aire libre. Speculoos también viene en forma de helado y cobertura de gofres, acompañado de grandes secciones de tiendas de comestibles belgas que están dedicadas a speculoos (la marca Lotus es particularmente buena).
Chocolate típico de la ciudad de Brujas:
Otro manjar gastronómico belga son los chocolates. Delicioso, derretido en la boca, chocolate cremoso. Existen numerosas tiendas en la pequeña ciudad de Brujas que vendan todo tipo de chocolates que uno no podría imaginar. Venden chocolates oscuros, chocolates ligeros, chocolates de leche, chocolates rellenos de pistachos, entre otras variedades más, sin duda que se puede llegar a conseguir un gran surtido.
Waffles:
Los Waffles juegan un papel importante en la identidad belga, y es imposible evitar su olor azucarado mientras se pasea por el centro de Bruselas. Para encontrar su combinación de sabores favoritos, definitivamente tendrá que darse el gusto más de una vez, pero no hay ningún problema, los waffles pueden degustarse no solo en el desayuno, sino que también en cualquier momento. Se puede degustar de un waffle azucarado cubierto con Nutella, crema batida, fresa o chocolate belga derretido para al mediodía o como un postre después de la cena.
Chocolate caliente belga:
Por lo regular aquí no es acostumbrado comprar chocolate en polvo: cuando se pida un chocolate caliente en Bélgica, recibirá una taza de leche caliente, un par de terrones de azúcar y una tacita llena de bocados acompañados de chocolate belga. Aunque siempre es tentador echar las chispas de chocolate directamente en la boca, fundirlas en la leche caliente hace que sea una bebida deliciosa en un día frío.
Chocolate belga:
El chocolate es una forma de arte para los belgas. Los escaparates de los chocolateros más prestigiosos se parecen mucho a las joyerías, con grandes surtidos de chocolate que se encuentran expuestos en varias vitrinas iluminadas.
Hay miles de diferentes tipos de chocolates para satisfacer cualquier gusto por los dulces, pero si opta por un cremoso praliné de avellanas o una pequeña tableta de chocolate, hará que se quedará con ganas de probar más.
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