Es a partir de la llegada de Felipe el Bueno cuando Bruselas comienza a pujar por ser una ciudad importante dentro de la industria productora de encajes y tapices. Es en 1515 cuando Carlos I la nombra capital de los Países Bajos.
A lo largo de la historia la ciudad a participado de pleno en los acontecimientos bélicos del país, como el sitio francés en 1695, las revueltas contra la dinastía de los Habsburgo, la invasión napoleónica, etc. A partir de 1831, año en el que se proclama rey de Bélgica Leopoldo I de Sajonia - Coburgo, la ciudad cuenta con una paz que permite su amplio desarrollo. Sin embargo esta época termina con el estallido de la Primera Guerra Mundial, en la que los alemanes invadieron la ciudad y permanecieron en ella hasta el fin de la contienda. Al principio de la Segunda Guerra Mundial el esquema se repite, pero con unos daños sobre la ciudad de dimensiones catastróficas.
Más tarde, una vez comenzada la reconstrucción, es elegida sede de la OTAN y de la unión Europea.