Como cruce de caminos que es, Innsbruck posee rasgos gastronómicos de los países que lo circundan, y de esos platos el más popular es el "ossobuco" de Italia. De su cocina tradicional es bien conocida la sopa de hígado, la trucha preparada en todas sus formas y las carnes de pato, liebre, el "gulasón" de venado y la ternera. No podemos dejar atrás sus postres, que elaborados de forma casera hacen las delicias de todo aquel que pase por estas tierras montañesas.