Liberia surge como la idea de un grupo de filántropos norteamericanos que, en 1922, pretendieron darle una patria a los esclavos liberados en la tierra de sus ancestros. La inmensa mayoría rehusaron la invitación, y los pocos militares que aceptaron contaron desde el principio con la hostilidad de los nativos, que no aceptaban el tipo de colonización al que se les pretendía someter.
No estaban mal encaminados en sus sospechas los nativos, pues los nuevos pobladores llegaron a imponer su lengua, religión e idea de civilización, que incluía una forma de trabajos forzados lindante con la esclavitud. Este estado de cosas continuó por más de 100 años, hasta que, en 1930, los EE.UU., y el Reino Unido decidieron cortar relaciones con Liberia con motivo de la exportación de este tipo de trabajadores a la Guinea Ecuatorial bajo mandato español. Hasta 1960, Liberia era condenada por la Organización Internacional del Trabajo por esta razón.
El Partido Whig Auténtico monopolizó el poder en Liberia desde muy temprano en su historia, y fue capaz de proyectar una imagen de estabilidad que atrajo abundantes inversiones de potencias extranjeras, a pesar de la situación de los trabajadores. Pero el flujo de capitales ahondó aún más el desequilibrio social, por lo que el presidente Tubman debió autorizar en 1963 la participación en la economía del 97 de la población que hasta ese entonces no había tenido derecho alguno.
El sucesor de Tubman, William Tolbert, fue derrocado en un sangriento golpe de estado en 1980. Inició reformas que dieron cierto poder político a los indígenas, pero la oposición a su régimen fue aumentando, y en 1990, las fuerzas de los dos principales grupos rebeldes, dirigidos por Prince Johnson y Charles Taylor, tomaron Monrovia y, tras sangrientas luchas Johnson derrocó a Tobert.
Esto no solucionó nada, pues entonces Taylor reclamó ser el auténtico heredero de la presidencia.
Pese a la presencia de fuerzas de pacificación de la Comunidad de Estados de Africa Occidental, Taylor lanzó un ataque contra Monrovia en 1992. En 1993 se firmó, bajo patrocinio de las Naciones Unidas, el Acuerdo de Cotonou, por el que se instauraba un gobierno provisional, que fue renovado por el acuerdo de Akosombo en 1994.
De momento sigue sin alcanzarse un acuerdo sobre la gobernabilidad de Liberia a medio plazo, por lo que las fuerzas de Johnson y Taylor siguen enzarzadas en una lucha fratricida.