El convento de las Agustinas Calzadas no es la principal atracción de Toledo. Pero si ya has visitado los principales museos y templos y te encuentras aquí cuando está abierto, echa un vistazo. En el interior, llaman la atención los altares laterales dorados, pero el principal tesoro del templo es el retablo del pintor barroco Francisco Rizi del altar mayor, La Inmaculada Concepción de la Virgen María.
La palabra "calzadas" se refiere al hecho de que la comunidad usaba zapatos, en lugar de ir descalzos como hacían otras órdenes religiosas (más estrictas).
Es fácilmente reconocible por su enorme campanario de ladrillo y su ábside de estilo mudéjar. El templo por dentro es pequeño y acogedor. Sólo está abierto durante las misas.
Arquitectónicamente, el convento ha tenido una historia complicada. Se inició en el siglo XVII y fue adaptado a mediados del siglo XVIII a partir de estructuras ya existentes; costeado por Luis II Fernández de Córdoba, Conde de Teba y Cardenal Arzobispo de Toledo entre 1755 y 1771.
El edificio está declarado Bien de Interés Cultural.
En este templo se encuentran las monjas que también cocinan un delicioso mazapán.

Dirección: Plaza San Vicente, 1, 45002 Toledo, España