La presencia del hombre en estas tierras data del Paleolítico Superior como muestran los útiles tallados en silex que han sido encontrados en la Fuente principal de la Villa y en la Cueva del Lagrimal. Sin embargo el hallazgo más importante de la prehistoria son las pinturas rupestres de los Cantos de la Visera y de la Cuea del Mediodía. Así mismo, gracias a los yacimientos arquelógicos del Monte Arabí, con sus pinturas rupestres o el Cerro de los Santos, donde se situaba un santuario ibérico, se ha podido comprobar que hubo asentamiento humano en esta zona y que hubo sociedades agrícolas. El origen de la ciudad de Yecla como tal tiene lugar a finales del siglo XI cuando los árabes construyen un castillo y alrededor de esta fortaleza se crea un núcleo de población denominado Yakka. En 1243 la villa es conquistada por Alfonso X El Sabio y la localidad experimenta un período de expansión demográfica y desarrollo económico que se ve frenado en el siglo XVII debido a la proliferación de guerras, epidemias y por la emigración de sus habitantes. El siglo XVIII supondrá otro momento de auge en la economía y demografía de Yecla. Se impulsa la explotación agrícola, en concreto el cultivo del olivo y de la vid. El siglo XIX será para Yecla un período de esplendor en el que se consolida como ciudad agrícola y vitivinícola. Y en el siglo XX experimenta un desarrollo industrial importante con la fabricación y diseño de muebles y la creación de la Cooperativa Obrera del Mueble.