Al este de Ammán, en el ancho y vasto desierto, se encuentran misteriosos monumentos históricos: castillos, fuertes, torres, baños, granjas, lugares de descanso de caravanas y palacios fortificados conocidos y agrupados tradicionalmente bajo el término de "Castillos del Desierto" (Castillos Árabes). La mayoría de ellos fueron construidos bajo la influencia Omeya (661-750 a.C.). El viaje por ...
el desierto, haciendo las paradas en esas construcciones casi olvidadas, recreando tiempos remotos, vuelve la travesía en una experiencia inolvidable.
Entre ellos destacan la belleza de los frescos y la cúpula zodiacal de los baños de Qsar Amra, la enigmática fortaleza del Qasr Kharanah, el fuerte Romano transformado en Palacio residencial Omeya en Qasr-El-Hallabat, el Palacio revestido de ladrillo en Qasr-Mushatta, la inconclusa estructura de adobe de Qasr Tuba, el Oasis Azraq, y el fuerte Romano Qasr Azraq, utilizado por Lawrence de Arabia como cuartel general en la revolución árabe.
A lo largo de la Autopista Real se encuentran dos auténticos castillos de Las Cruzadas del siglo XII: Kerak y Shobak.
La Ruta de los Castillos puede hacerse de forma circular, con una duración aproximada de dos días. Es conveniente viajar con un mapa de carreteras actualizado.
Existen varias teorías sobre su uso. Una de ellas es que los primeros gobernantes árabes eran todavía beduinos de corazón y amaban el desierto, por eso construyeron estas edificaciones con oasis artificiales y huertos, en los que se realizaban verdaderas fiestas con vino, mujeres, poetas y músicos. Además también servían como alto en el camino para los peregrinos que iban camino de la Meca. Otra teoría (menos romántica) dice que, en realidad, estos complejos eran válvulas de escape para las epidemias y enfermedades en las grandes ciudades.