Este sitio toma su nombre de un antiguo templo ptolemaico, que más tarde se llegaría a convertir en un monasterio copto, el monasterio de la ciudad, pero la verdadera atracción es la singular Aldea de los Trabajadores. Muchos de los trabajadores calificados y artistas que crearon varias de las tumbas en el Valle de los Reyes y el Valle de las Reinas llegaron a vivir y ser enterrados en esta zona. Los arqueólogos han descubierto más de 70 casas en esta aldea y muchas tumbas: las más bellas ahora se encuentran abiertas al público.
Se encuentra aproximadamente a 1 kilómetro de la carretera que conduce al Valle de las Reinas y por un corto y empinado camino pavimentado, el pequeño templo de la era ptolemaica, que mide solo 10 por 15 metros, se construyó entre el 221 y el 116 aC. Estaba dedicado a Hathor, la diosa del placer y el amor, y a Maat, la diosa de la verdad y la personificación del orden cósmico. En frente del templo se encuentran los restos de la aldea de los trabajadores, en su mayoría compuesta por varios muros bajos, aunque también hay restos de antiguas tuberías de riego. Más impresionantes, sin embargo, son las tumbas cercanas de Sennedjem, Peshedu, Inherka e Ipuy. Originalmente, estos se llegaron a coronar por pequeñas pirámides de adobe, una de las cuales ha logrado ser reconstruida.
Fue excavada por Ernest Schiaparelli del 1905 al 1909 y por Bernard Bruyère entre 1917 y 1947.