Actualmente lo que fueron las murallas de la ciudad de Estambul recorren siete kilómetros desde el Cuerno de Oro hasta el Mar de Mármara. Fueron ordenadas a construir en el siglo V por el Emperador Teodosio II. Estas murallas, con algunas secciones completamente restauradas, protegieron la ciudad durante siglos. Con sus torreones y bastiones llegó a ser una de las más poderosas fortificaciones del mundo de la Cristiandad. Las murallas y el área circundante fueron declaradas por la UNESCO patrimonio cultural de la humanidad.
En la antigüedad durante la época Bizantina las murallas estaban hechas de piedra, rodeaban y protegían la ciudad de Constantinopla
Con el comienzo de la utilización de la pólvora y el asedio con cañones la protección de las ciudades con murallas ya no era tan eficaz, sin embargo se dice que cuando los otomanos tomaron Constantinopla en 1453 pudieron entrar gracias a que se abrió una puerta por un descuido de los bizantinos y no porque hubieran derrumbado su gran muralla.
Las murallas se mantuvieron intactas durante casi todo el período otomano, aunque no se mantenían ya que éstos no preveían ataques a la ciudad; pero fue el crecimiento de la ciudad en el siglo XIX lo que hizo que se las fuera desmantelando poco a poco.
A pesar de todo, varios tramos siguen en pie y se ha comenzado un proceso de restauración, como en la zona de la puerta de Belgrado o Belgratkapi que ha sido reconstruida utilizando los materiales originales con lo que el visitante puede hacerse una idea del tamaño que tenían las Murallas. La Unesco las ha declarado como patrimonio cultural de la Humanidad.
Cerca de las murallas de Constantinopla se encuentra la Iglesia de San Salvador de Chora que actualmente es una mezquita sin embargo pudo conservar los frescos y pinturas los cuales aún se conservan en el lugar.