Los habitantes de Rusia son gente acogedora, hospitalaria y risueña. A pesar de los duros avatares históricos que han sufrido, estos pueblos son de talante noble y saben encajar los malos tragos con un impresionante optimismo.
El clima, tan frío en invierno, ha reforzado el carácter familiar de la sociedad. Cuando las grandes nevadas hacen muy difícil el tránsito por calles y carreteras los habitantes de estas tierras optan por diversas maneras de ocio: o bien se quedan en casa con las conversaciones, la radio y la televisión como entretenimiento, también la lectura ocupa un lugar importante en sus preferencias, de hecho, este pueblo está considerado desde hace tiempo como un pueblo culto, o bien deciden salir. Y es que las ciudades de estas zonas no se ven nunca completamente vacías, siempre hay movimiento de personas envueltas en pesados abrigos y calzado forrado, que van de un lado a otro y no dudan un instante antes de mantener una conversación con un conocido a pesar del frío. Otra posibilidad es visitar los lugares de ocio que siempre se encuentran repletos de gente con ganas de pasárselo bien. Con el cambio político la noche tiene vida propia. En esta sociedad se madruga mucho y se va a la cama muy tarde, así que es seguro que dormirá muy poco si se decide a seguir el ritmo.
Es necesario tener en cuenta que un turista o viajero siempre es considerado como una buena fuente de información sobre política exterior, costumbres ajenas y nivel de vida. Curiosamente el extranjero no es el que más observa en esta sociedad, la curiosidad es otro componente esencial del carácter de este pueblo.
A pesar de su amabilidad y simpatía, quizá influidos por el clima y las transformaciones políticas, la mayoría de sus habitantes son reservados y no le contarán fácilmente su vida en un primer momento eludiendo las preguntas de un modo correcto con un hábil cambio de conversación. Sin embargo, si usted llega a consolidar su amistad, ésta durará toda la vida y encontrará a una persona noble y honesta dispuesta a respaldarle en cualquier momento. También tienen fama de ser tercos y es mejor no discutir con ellos ya que la discusión puede durar horas y no se llegará a ningún acuerdo.
Las mujeres y los hombres están plenamente equiparados. El régimen comunista no admitía diferencias y con el cambio político esta característica se ha mantenido. Los jóvenes tienen un gran sentido del humor y es fácil relacionarse con ellos. De hecho, "ligar" es uno de los alicientes de la movida nocturna de estas ciudades, eso sí, siempre de una manera sana y correcta.
También son muy respetuosos con las costumbres ajenas, quizá, porque desde tiempos muy remotos han convivido con hombres y mujeres de distintas culturas. Es importante respetar las suyas: en las iglesias los hombres deben quitarse sombreros y gorros, las mujeres deben llevar cubiertos los hombros y en las ortodoxas, las señoras no pueden usar pantalones. En los transportes públicos es habitual ceder el asiento a los ancianos, niños y mujeres. Por último recuerde que nadie se sienta en las escaleras, umbrales, vallas y sobre todo, en el césped.
Si se respetan sus normas encontrará gente realmente encantadora, su buen humor y su extremada cortesía hacen sentirse al visitante como en casa.