La arquitectura, la cultura y la naturaleza se aúnan en este hotel. El establecimiento, completamente climatizado y con vestíbulo, fue inaugurado en 1995 y está inspirado en el paisaje tradicional del pueblo de los monjes budistas. Lo mejor de la cocina y la hospitalidad jemer se combinan aquí para hacer de éste uno de los establecimientos más románticos y agradables donde alojarse en Indochina.
Este histórico hotel urbano queda cerca andando de la antigua zona colonial y por ello es el punto perfecto de partida para descubrir la gran cantidad de restaurantes, el mercado de artesanía, las muchas boutiques y las galerías de arte.
En el romántico entorno del comedor del hotel, dominado por la brisa de los encantadores estanques de loto, podrá descubrir las auténticas tradiciones culinarias jemeres, preparadas con ingredientes frescos locales.