Egipto es un país en el que se mezclan el desierto y una exuberante vegetación, lo que provoca un contraste paisajístico muy estimulante.
En medio de tórridas arenas y calcinadas rocas los oasis ofrecen un refugio paradisíaco. En los oasis se pueden probar deliciosos dátiles que seguramente algún nativo le ofrecerá recién bajado de las palmeras. A parte de palmeras abundan las plantas de tamaño medio y diversas especies de flores
La flora de Egipto tenía dos especies emblemáticas: la flor del loto y el papiro. Desgraciadamente el loto ha desaparecido por completo y a pesar de que todavía se pueden encontrar papiros en el Delta, esta planta ha desaparecido en el resto del curso del río. La vegetación espontánea sólo se da en el Delta del Nilo, la zona más fértil donde se pueden admirar acacias robinias, eucaliptos, mangos y ficus. También en esta zona se pueden ver grandes extensiones de algodonales, cereales, caña de azúcar y cacahuetes. Abundan olivos y melocotoneros, sobre todo en la Península del Sinaí, mientras que en las zonas de regadío crecen hibiscos, adelfas, buganvillas y fragantes jazmines
La fauna de Egipto no se caracteriza por su variedad. Por supuesto, los camellos y dromedarios forman una estampa habitual del paisaje, en un país con gran extensión de desierto. Además de estos animales, acostumbrados a la escasez de agua, se pueden ver especies venenosos típicas de las zonas desérticas como los escorpiones, la víbora cornuda o las serpientes najas conocidas con el nombre de “aspid” por haber causado la muerte a la mítica Cleopatra. También son frecuentes los escarabajos egipcios según creencias populares signo de buena suerte, además de prevenir contra el “mal de ojo”y la langosta migratoria, cuya plaga es temida por cualquier agricultor
En Egipto se pueden contemplar, además, ibis, chacales, zorras, búfalos, linces y cocodrilos, uno de los animales más temido y a la vez más respetado por los egipcios a lo largo de toda su historia. Estos reptiles, que pueden alcanzar hasta los 10 metros de longitud, ofrecen un bello espectáculo cuando dormitan a orillas del Nilo y, sobre todo, cuando se sumergen en el río, al transformarse en uno de los animales más rápidos, sigilosos y peligrosos del mundo